El pasado Viernes 20 de Febrero se llevó a cabo el “Mitin de la Fraternidad”, acto que se desarrolla todos los años en recuerdo del natalicio de Haya de la Torre, líder fundador del APRA e impulsor y artífice del ingreso de las masas populares latinoamericanas a la política, en épocas en que las oligarquías continentales perpetraban abusos y estropicios de características y alma medieval. Éste año Víctor Raúl cumplía 120 años.
En esta ocasión, desde el campo de Marte, el actual líder del aprismo Alan García se dirigió al país si bien en una parte abordando temas delicados y del día a día como el del presunto espionaje chileno, o el del diálogo con el gobierno humalista, en su amplia mayoría optó por un discurso propositivo y de recordación de los logros que se alcanzaron entre el 2006 al 2011. De estos últimos destacó la reducción de la pobreza en 20%, el agua y la electrificación, los 10 500 k.m. de carreteras y los colegios y hospitales construidos.
En una parte de la alocución utilizó una frase de particular potencia emotiva y publicitaria: “el derecho a la esperanza”, con la que grafica las posibilidades de bienestar, progreso e igualdad de oportunidades que se abren si, a partir de un nuevo gobierno que convoque a los mejores peruanos, recuperamos el tiempo perdido con esta administración gubernamental del Partido Nacionalista y volvemos a crecer por encima del 6 ó 7% anual.
Los anuncios y propuestas del ex Presidente fueron de avanzada; habló de la posibilidad de un tren que una la costa, del túnel de Ticlio, que nos acerque al Mantaro, planteó el objetivo de romper la costra burocrática del Estado que agrede al ciudadano exigiéndole lo que el mismo Estado otorga; finalmente fijó como objetivo prioritario eliminar la pobreza totalmente para el 2021 es un sueño que, asociado al bicentenario, puede movilizar muchas voluntades.
El anuncio de elecciones en los comités distritales provinciales y regionales del APRA ha motivado mucho a los militantes de la estrella; sin duda hacer las elecciones abiertas va a obligar a los que pretendan ser líderes de sus circunscripciones convocar a la ciudadanía en general. Si se es implacable con lo anunciado por AGP acerca de la norma del 60% de jóvenes en todo evento o lista interna o externa, se podrá observar en vivo y en directo el proceso de renovación de un Partido Político desde sus bases mismas, hecho sin precedentes en el Perú. En el marco de dicho proceso se presupone que un gran número de liderazgos jóvenes distritales y regionales aparecerán con aires de modernidad e ideas frescas.
Del discurso de Alan García puede nacer la esperanza de las nuevas juventudes apristas, que vienen actuando ya, para renovar el pacto del viejo Partido de Haya con los actores sociales nacionales, cuya radiografía hoy nos da cuenta de un país de jóvenes y de empresariado popular.
Solo de la determinación de sus nuevos cuadros, de la construcción de su unidad y su amplitud de criterio al convocar a los mejores jóvenes técnicos y activistas independientes para pensar el Perú dependerá que la estrella siga presente en la vida nacional más allá del 2050 como García Pérez lo vaticinó la noche del viernes.
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