Por Aldo Mariategui
Fuentes cercanas al gobierno cuentan por allí que hace rato que el asesor Luis Favre habría vuelto a las andadas tras sus “productos” Ollanta y Villarán; esta vez creando al “producto Urresti” para que el oficialismo tenga tanto a un presente Cancerbero que mantenga a raya a la oposición con sus gruñidos, como a un futuro candidato presidencial que les posibilite meter la mayor cantidad posible de congresistas y blindarse del “vuelto”. Al parecer, hace unos meses que Favre habría descubierto las posibilidades de este personaje y le habría monitoreado estrechamente para que se posicione desde un hiperactivismo callejero, unas declaraciones altisonantes y un Twitter cada vez más agresivo (las fuentes especulan con que algunos tuits contra Keiko, los periodistas y Alan habrían sido escritos por Favre mismo, porque dudan de que Urresti supiese qué significaba la palabra “Olimpo”…).
Favre habría llegado a la conclusión de que gran parte del electorado desea un outsider para el 2016 de las características fascistonas de Urresti: un achorado redistribucionista que imponga orden, reduzca al crimen y humille al establishment sin ser rojo (o sea, un fujimorismo sin Fujimori). Ese fue el perfil que Humala vendió. Ahora este Dr. Frankenstein brasileño habría creado a este monstrito, que afirmaría que es el único que puede erosionar la base del votante popular de Keiko y que sería la eficaz locomotora de una lista congresal diseñada y encabezada por Nadine. Por eso Favre habría aconsejado que Urresti salga ahora del gabinete para no “quemarse” y conservar su alta aprobación, pero sin dejar de “pechar” a la oposición. Así estamos…
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