Desterrado por Leguía en 1924, Haya de la Torre fundó en México la Alianza Popular Revolucionaria Americana para articular diversas voluntades que debían impulsar un programa de acción contra el imperialismo norteamericano en todo el continente. Se trataba de un movimiento de juventudes que se inspiraba en la Reforma Universitaria de Córdova y en los contenidos de la Revolución Mexicana.
Desde México, se dirigió a Rusia donde pudo ver los logros de la Revolución soviética. Allí también asistió como espectador al V Congreso Mundial del Partido Comunista y al Congreso Mundial de la Juventud del mismo partido. Invitado a afiliarse al comunismo, se negó al darse cuenta que el modelo era inaplicable para América Latina. Luego de visitar Suiza e Italia llegó a Londres en 1926. Allí escribió su artículo “¿Qué es el Apra?” en la revista The Labour Monthly en el que condensó el programa máximo del aprismo:
1) Acción contra el imperialismo yanqui
2) Por la unidad política y económica de América Latina
3) Por la internacionalización del Canal de Panamá
4) Por la nacionalización de tierras e industrias
5) Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo
2) Por la unidad política y económica de América Latina
3) Por la internacionalización del Canal de Panamá
4) Por la nacionalización de tierras e industrias
5) Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidos del mundo
La propuesta era lo suficientemente amplia y radical como para que la Internacional Comunista viera con relativa simpatía al nuevo movimiento.
De Londres Haya pasó a París donde estableció la primera célula aprista que estuvo conformada por estudiantes y escritores entre los que estaban Eudocio Ravines, César Vallejo, Luis Heysen y Armando Bazán. En 1927, asistió en Bruselas al Congreso Antiimperialista Mundial donde hizo público su rechazo a una solución comunista al problema del imperialismo. Ese pensamiento lo desarrollaría en su libro Por la emancipación de América Latina publicado en 1927, luego de un breve periplo en los Estados Unidos. Luego de un recorrido por México y Centroamérica, Haya fue capturado por la policía en el Canal de Panamá y deportado a Alemania donde permaneció hasta 1931; allí seguiría cursos en la Universidad Libre de Berlín.
En su libro El antiimperialismo y el APRA, terminado de escribir en 1928 (pero editado por primera vez en Santiago en 1936), Haya esbozó sus principales ideas sobre el Perú y Latinoamérica. Según él, en el Perú prevalecía una sociedad con relaciones feudales: el grupo dominante estaba formado por un conjunto de gamonales, la industria era aún incipiente, la burguesía nacional estaba en sus inicios y el proletariado demasiado joven y numéricamente reducido. Ante este panorama no criticaba ni negaba la experiencia rusa en su tarea de edificar el socialismo pero el Perú, por tener condiciones distintas, no podía repetir el camino de la Revolución Soviética. Por otro lado, en Rusia el capitalismo surgió como consecuencia del desarrollo interno del país, mientras que en América Latina el capitalismo surgió como consecuencia de la expansión imperialista. Así, en Indoamérica -término preferido por Haya al referirse a Latinoamérica- el imperialismo tenía algo positivo y otro negativo: traía capitales, desarrollo y progreso pero acarreaba dependencia y subordinación.
Se necesitaba el capitalismo para construir en el futuro el socialismo. La tarea era construir una sociedad en transición en la que una política de nacionalizaciones permitiera la consolidación de una sólida economía estatal. De este modo el Estado, al poseer las grandes empresas mineras y petroleras, estaría en una posición más fuerte para negociar con el imperialismo según la legislación del país. ¿Cómo construir el Estado antiimperialista? A través de un frente conformado por las tres grandes clases oprimidas por él: el campesinado, el proletariado y las clases medias. En la nueva sociedad, sin embargo, al lado del sector estatal debía organizarse un sector cooperativista (las empresas agro-industriales) y un sector ocupado por la empresa privada (pequeña y mediana industria).
En suma, la empresa privada, el cooperativismo y el capitalismo estatal serían los tres pilares del estado antiiperialista, el instrumento para superar la feudalidad e impulsar el desarrollo económico y la autonomía nacional. En este nuevo Estado tendrían papel importante y dirigente los intelectuales y profesionales de las capas medias.
De esta forma, Haya se convirtió en uno de los primeros pensadores latinoamericanos nacionalistas en aplicar y readaptar el marxismo a un contexto no europeo neocolonialista, en el que las condiciones diferían radicalmente de la experiencia histórica de los países europeos.
0 comentarios:
Publicar un comentario