Por Víctor Raúl Huamán
Luego del discurso que diera Víctor Raúl Haya de la Torre en el “Encuentro de Dirigentes Políticos de Europa y América en Pro de la Solidaridad Democrática Internacional”, realizada en Venezuela el 25 de Mayo de 1976, al retornar al Perú dio su informe al Partido. Era costumbre brindar un informe sobre su actuación luego de sus presentaciones internacionales.
El aprismo había asistido con su máximo líder en calidad de observador, pues Haya de la Torre siempre se opuso a que el partido dependiera de alguna internacional ajena a la realidad indoamericana, económica, cultural, política y socialmente. Ese era el caso del APRA en dicho evento, ante la presencia mayoritaria de los partidos socialdemócratas gobernantes en Europa.
Haya convocó para su informe a los pocos compañeros que asistían al Parlamento Universitario en la Sala de la Libertad del local central del PAP. Lo inició destacando la presencia considerable de connotados dirigentes de ambos continentes y los mencionó uno a uno y sus méritos políticos.
Cuando mencionaba la condecoración a nombre de la Nación Venezolana y temas de intercontinentalidad, llegó a la conversación que sostuviera con Willy Brandt, entonces Presidente de la Internacional Socialista y Ex Primer Ministro de Alemania.
Dijo que durante la cena de despedida del evento, presidida por el entonces Presidente de la República de Venezuela Carlos Andrés Pérez, se le acercó Willy Brandt para despedirse y felicitarlo. El diálogo se facilitó porque Haya de la Torre hablaba alemán: “Quiero decirle algo compañero Haya de la Torre – le dijo Brandt - usted no sólo ha creado una doctrina para los países de América, sino también para que lo entiendan los países pobres del mundo y los países desarrollados…”.
Estaba terminando de explicar dicho reconocimiento en boca de tan distinguido personaje de la política europea, cuando se quedó en silencio unos segundos ante los jóvenes que lo escuchaban atento. Su rostro cambió y anunciaba una profunda emoción. En esos segundos pensó en lo vivido y padecido luego de fundar el APRA. Probablemente vio pasar la película retrocediendo en el tiempo de los años de sacrificio, la cárcel, la traición y la poca fe de muchos que lo abandonaron, la incomprensión de sus enemigos, los compañeros muertos en la batalla contra las tiranías, la soledad en las horas de ingratitud. En esos segundos de turbación, no podía mostrarse débil ante sus discípulos que estaban frente a él, pero fueron demasiados segundos y no pudo más.
Tenía un libro en la mano que bajó lentamente sobre la mesa, golpeo uno de sus puños sobre ella y seguidamente rompió en llanto. Los asistentes se pusieron de pie y aplaudieron. Algunos jóvenes presentes soltaron unas lágrimas de orgullo.
Al lado de Víctor Raúl estaba Orestes Rodríguez Campos, Carlos Roca Cáceres y Carlos Chamochumbi Barrueto y todos los integrantes del “Buró de Conjunciones”.
Libro: “Aquí yace La Luz”. Ediciones Populares ARIEL S.A.
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