Invitado Orlando Luján Corro
docente y poeta
A propósito del
selfie ministerial durante el último discurso presidencial; cabe mencionar
que de acuerdo a una encuesta encargada por smartphone y fabricante de
cámaras Samsung encontró que los selfies representan el 30% de las fotos
tomadas por personas de 18-24 años de edad, con la finalidad de ser publicadas
en las redes sociales. Asimismo, estudios psicológicos realizados, en el
presente año, entre los usuarios de medios sociales sugieren que existe una
relación entre los comportamientos selfie-contables y narcisismo. ¿Ministros chibolos o narcisistas?
No es novedad
que los políticos ya entraron a la onda del selfie, lo lidera nada menos que la
jovial y selfiemaniatica presidenta
Argentina, Cristina Fernandez, a través del “selfie stick”. En la misma
dirección, al presidente Barack Obama, en la celebración conmemorativa en
homenaje a Mandela, no le ocurrió mejor idea que tomarse un selfie junto al
primer ministro danés, Helle Thorning-Schmidt, y más tarde con el primer ministro
británico, David Cameron; las críticas van desde “mal gusto presidencial” hasta
"hacer el payaso como Muppets". Entre otros. ¿Presidentes chibolos o narcisistas?
Este 28 de julio
el presidente Ollanta entusiasmado por la presencia de sus simpatizantes al frontis
del Palacio de Gobierno se dirigió por segunda vez a la nación, y haciendo uso
de las facultades que el Congreso de la República le delegó, por 90 días, recordó
la norma que el legislativo le autorizó referido al “impulso de la innovación”
y al pie de la letra, al estilo del valeroso capitán Paiba; los ministros escucharon:
Compatriotas –dijo
el presidente Ollanta, en el imaginario ministerial,–, siendo el selfie una
actividad fotográfica de autorretrato dinamizado a nivel mundial y en suma de
interés nacional; hago conocer que en
próximos días se emitirá el D. L. de oficialización del Selfie –Aplausos, los ministros
se desbarajustan cual niños y su primer selfie. Un momento el presidente aún
está hablando, pero eso nada parece importar.
Mientras tanto los ciudadanos, también, elaboraban en su mente
propuestas sobre “el impulso de la innovación” como el impulso de un programa
para mejorar la capacidad innovadora de las empresas y participantes o el
desarrollo y consolidación de proyectos
de innovación con una visión integradora; pero en fin nada de eso acontece.
Solo dos imaginarios en un mismo instante.
A lo ocurrido un
buen sector de la opinión pública se olvidó, a posteriori del discurso
presidencial, del análisis sustancial y de fondo de este, y se encasilló un una imagen patética y casual, digo por la
importancia y seriedad del acontecimiento, mas no por la inclinación a un buen
selfie. Ahí empezó oficialmente la utilización del selfie para la cercana
campaña presidencial y futuros gobernantes. Será tan constante que ya ni
llamará la atención.
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