domingo, agosto 02, 2015

Carta al Soldado Chileno

Por Víctor Raúl Haya de la Torre


En el destierro, Londres, 1925

Al Soldado Chileno:

No sería raro que las cuestiones de Tacna y Arica arrastraran a una guerra sangrienta a los pueblos del Perú y Chile.

Como en 1879, los hijos del pueblo chileno –envenenados por la propaganda patriótica que hacen las oligarquías gobernantes– se lanzarían a asesinar a los hijos del pueblo del Perú, y entonces se repetirían crímenes y abusos como los que sufrió hace cuarenta años el pueblo del Perú, no los ricos sino los pobres de mi país.

Ustedes no vendrían a matar a los hombres responsables de una guerra. En la guerra anterior los hombres responsables escaparon y quedaron vivos y tranquilos, como el traidor Prado, Piérola y otros en el Perú, el dictador Daza y otros jefes en Bolivia.

Ustedes vendrían a matar a millares a los pobres del Perú, al indio que sufre la opresión más inaudita desde hace cuatro siglos, al obrero explotado, al empleado, al campesino, al hombre de clase modesta que dejaría todo para ir a las filas de esta lucha.

¿Qué beneficio sacó el pueblo de Chile de la guerra del 79?

El salitre pasó de las manos de los ricos peruanos a las manos de los ricos chilenos. Los pobres de Chile que lucharon, mataron y murieron en la guerra quedaron tan pobres como antes. Yo he visto en Santiago, en 1922, veinte mil obreros sin trabajo de las salitreras de Tarapacá, desfilando por las calles pidiendo pan.

¿Qué beneficio saca el pueblo, las clases pobres de Chile, con Tacna y Arica?

Tacna y Arica sólo interesa a los grandes propietarios de esas regiones, al gobierno, a los capitalistas. Ellos son los que empujan a los pueblos a luchar por Tacna y Arica. Pero no hay que olvidarlo: Tacna y Arica no representa sino cargas, impuestos, mayores sacrificios para el pueblo. ¿Qué significa pues para ustedes que pertenecen al pueblo, las provincias de Tacna y Arica?

Soldado:


Yo te invito a pensar en tu deber de hijo del pueblo, de hermano de la clase que trabaja y sufre para beneficio de los ricos.

Piensa que en tu país la injusticia se ve por todas partes. De un lado, una clase social de gente que todo lo tiene, de gente feliz, de gente que trabaje o no trabaje siempre tiene millones para gastar, porque o los roba del tesoro del gobierno, que es del pueblo, o los roba de las energías del pobre trabajador que rinde todo su esfuerzo para su amo; de otro lado el pueblo, el miserable pueblo al que perteneces, pueblo que sólo trabaja y sufre y vive siempre en la miseria, en la ignorancia, en el abandono.

Piensa, soldado, que en tu mismo cuartel tienes el espejo de tu país. De un lado los altos jefes del Ejército, los grandes oficiales, llenos de dinero, con sueldos magníficos, propietarios de fincas, comiendo y viviendo como príncipes; de otro lado, tú, el soldado miserable, el soldado esclavo de su jefe, el soldado que gana unos cuantos centavos de salario, que sufre la disciplina terrible del cuartel, que come mal, que duerme mal, que siente a cada instante el pie insolente de su amo sobre su cabeza.

¿Y a quién sirves tú?

¿Para defender a quién son tus armas? Tus jefes, el gobierno, te dice: para defender a la patria. Pero yo te pregunto: ¿quiénes forman la patria?

Tú me contestarás: ¡La patria está formada por el pueblo! Y yo te pregunto ahora: ¿defiendes tú al pueblo? ¿Defiendes tú a la mayoría de tus compatriotas que son los pobres, los trabajadores, los obreros, los campesinos, los indígenas?

Y vuelvo a preguntarte; ¿Cuándo ese pueblo, cuando esos trabajadores piden justicia, se levantan para protestar contra los ricos que los oprimen, contra los gamonales que los explotan, ¿a quiénes defiendes tú? ¿A los ricos o a los pobres?

La verdad es triste: tú solo defiendes a los ricos. Tú matas a los obreros, a los indígenas, a los campesinos, a los pobres, cuando éstos protestan contra los ricos, contra esa clase que oprime a los pobres. Tú, por esa maldita disciplina que te imponen los jefes, rompes a sablazos o a tiros las protestas del pueblo.

¡Y el pueblo es la patria!

¿Cuál es tu deber?

Soldado:

¡Oye la voz de un hombre, que te habla en nombre de las miserias del pueblo, de los dolores del pueblo, de la esclavitud del pueblo!

No vayas a la guerra, porque matarás a las gentes pobres y oprimidas y explotadas como tú por los ricos.

No vayas a la guerra porque Tacna y Arica no le dará nada a los pobres, sino a los ricos, a cuatro o cinco o diez familias ricas que quieren tener esas provincias en su poder como tienen todo tu país.

No obedezcas las órdenes de tus jefes para defender a esa clase rica que te empuja contra el pueblo.

Al contrario: levanta tus armas contra la opresión y libra a tu pueblo de la tiranía. Únete a los obreros, únete a los que luchan por la justicia y por la libertad. El verdadero enemigo, tu verdadero enemigo, no es el pobre hijo del pueblo que está al otro lado de las fronteras de tu patria. El verdadero enemigo es el rico, el tirano, el explotador que oprime a tu hermano dentro de las fronteras de tu patria.

Piensa, soldado que tus armas deben defender a tus hermanos los trabajadores, a tus hermanos indígenas. Tus armas deben servir para dar el poder al pueblo y quitárselo a los ricos. Mientras los ricos gobiernen los pobres vivirán como esclavos. Tu deber es contribuir con tus armas a dar el poder a los pobres, a arrebatar al gobierno de las manos de los ricos porque ellos te oprimen, oprimen a tus compatriotas, oprimen a tus familias teniendo el poder en las manos.

Organízate secretamente, soldado, contra la clase que hoy domina tu país. Organízate para establecer "el gobierno del pueblo por el pueblo". No aceptes las órdenes de tus amos para ir a una guerra, y únete con los obreros, con los indígenas, con los estudiantes, en un nuevo ejército de la justicia para tu país. No vayas a la guerra a matar hombres que sufren como tú. Álzate contra tus amos. Los ejércitos de América tienen dos enemigos: los ricos que tiranizan a los pueblos en cada país y el imperialismo de los yanquis que están esclavizándonos.

Contra esos dos enemigos es necesaria la unión armada de los pobres.

Soldado chileno: Reflexiona sobre cada una de estas palabras y no obedezcas las órdenes de tus jefes, porque ellos sirven a la tiranía de los ricos.

                                                                                             Afectuosamente,

                                                                                   Víctor Raúl Haya de la Torre
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