Periodista
La cita es en el Instituto de Gobierno de la Universidad de San Martín de Porres, reducto de simbólica y académica gobernabilidad, que dirige desde que acabó su segundo mandato. Alan García se resiste a que lo llamemos formalmente candidato hasta que los votos de las elecciones internas del Apra lo confirmen; pero sabemos que va a responder como tal. Está de buen humor. Se excusa por el aire acondicionado, pero le decimos que mientras el ruido sea constante no hay problema. Se queda pensativo y replica: “Ah, entonces la bulla política no hace daño”.
Christine Lagarde dijo que el Perú crecería en 2,4%. El presidente Humala dice que a más de 3%. ¿A quién quiere creerle?
Por antecedentes, esta vez habría que creerle al FMI. Según lo que informan los diarios y las estadísticas, este año vamos a crecer un poco menos del 3%.
Usted no es nacionalista.
[Ríe] Diré que soy realista y el término ‘nacionalista’ ha sido envilecido en los últimos años, lamentablemente.
Le ha imputado la desaceleración al presidente Humala, ¿pero es consciente de los factores externos?
Naturalmente, no se puede caer en la injusticia de decir que toda la culpa la tiene el gobierno [...] Está probado que aunque [en mi gobierno] tuvimos mejores precios que en el del doctor Toledo, se hicieron obras que nos permitieron crecer un año a 9,8%. En este tiempo no se ha hecho ni la mitad para dar crecimiento y trabajo a los más pobres.
A propósito de crecimiento y pobres, no suelo oír en su vocabulario la palabra ‘desigualdad’.
Nosotros tuvimos un primer objetivo que es eliminar la miseria en el país, que se redujo al 5%, y reducir la pobreza, que es la carestía material. Nadie puede dudar de que con ese crecimiento se logró reducir del 48% en el 2006 al 28% en el 2011. Si revisa los índices GINI del INEI, verá que se redujo la desigualdad. Se olvida que en todos mis discursos hablo de justicia social.
¿Ese es su sinónimo de ‘desigualdad’?
Es mi sinónimo histórico y del Apra, de terminar con la desigualdad y el abuso.
Este gobierno empezó con la frustración de Conga y termina con la de Tía María y Las Bambas. ¿Usted hubiera logrado llevarlos a cabo?
El EIA [estudio de impacto ambiental] y las audiencias públicas del proyecto Conga fueron positivos. [Humala] fue allá y se comprometió: “Agua sí, oro no”. Y llegando al gobierno dijo que iba a revisar el EIA. [...] Se dispararon a los pies. Una vez que usted sienta el enorme precedente de Conga, va a Tía María, donde el estudio no está terminado, y es obvio que lo de Conga se va a trasladar allí.
Cuando habló de la tristeza del hombre andino, ¿no cayó en un determinismo?
No es determinismo, yo también soy así. Lo siento en el alma. Es desconfiado el peruano y eso lo añade la historia, que es una sucesión de conquistas: Huari, Chavín, Chimú, Inca, de los criollos blancos.
La historia nos da en la yema del gusto de la desconfianza.
De alguna manera, sí. ¿Qué le vamos a hacer? No ha sido así en otros países.
Y nuestros gobernantes han hecho méritos para eso.
Algunos sí, otros hemos hecho crecer al país de manera suficiente, hemos dado empleo y hemos reducido la pobreza.
Esperaba una reflexión autocrítica.
[Risas] El autoflagelamiento uno lo hace cuando es necesario, pero no a todas horas.
¿Qué le reconoce a este gobierno? Por ejemplo, en educación haber aumentado medio punto del PBI, el ministro Saavedra.
Saavedra viene a los tres años. Si quiere, le reconozco que se rectificaron al tercer año. Ha sabido promocionar y vender su producto ante la sociedad. Y tiene aprobación, en buena hora. ¿O será que lo comparan con la señora [Patricia] Salas y sus tres años de desaprobación? Cuando dijo que el Colegio Mayor era elitista y había que cerrarlo.
Muchos dicen que usted sería el candidato de los ricos. Carlos Meléndez dice que usted ofrece gobernabilidad y Keiko Fujimori representación. En esa ecuación, usted se queda con un electorado elitista.
Yo no diría eso. Cada uno reflexiona desde el corazón, como el señor Meléndez, que no tiene los ojos rasgados pero su corazón apunta a una candidata. Todavía usted no ha escuchado mis propuestas, las escuchará cuando sea candidato, pero todavía no lo soy. Espere, oiga mis propuestas y usted dirá si soy candidato de los ricos [...] Sería gracioso hablar de candidato de los ricos del hombre que más ha disminuido la pobreza en el Perú. Perdone que sea vanidoso en eso, pero no hay país en el mundo que haya pasado de 48% a 28%. De manera que nuestra preocupación por los más humildes, que es el sentido del Apra, que para eso nació, y para eso estoy y estuve en el Apra siempre, es terminar con los abusos, con las carencias materiales, también la desigualdad, elevando a la gente, no bajando a otros: eso es justicia social.
Se lo asocia demasiado al término ‘corrupción’. Vargas Llosa habló de “dictadura y corrupción” y usted reaccionó airado con una infidencia.
¿Por qué infidencia? En una cena en su casa, MVLl dijo que Kuczynski no debía ser candidato porque era lobbista, negociante y norteamericano, y que perdería de todas maneras las elecciones [ante Humala]. Hay testigos y, para mi asombro, insistió varias veces. Pero hablemos de corrupción si usted quiere. Como los señores Humala llegaron al gobierno intentando quedarse ahí mediante la famosa reelección conyugal, es obvio que si usted ha sucedido a un gobierno que ha tenido relativo éxito, lo que necesita es destruir esas obras y destruir a esa persona.
Es una lógica política que muchos no compartimos.
Pero la tenían en su cerebro quienes llegan para quedarse. Hay personas que como tienen una formación militar simple dicen: “Tomada esta colina, de acuerdo a la guerra de posiciones, yo no puedo retroceder esa colina. Ya tomamos el palacio, mantengámoslo”. Ha habido una motivación para destruir una alternativa de poder, que era el Apra, y a una persona sin preguntarse si iba a ser candidata. Primero, destruyendo obras: no pudieron. Luego, con los indultos, y eso me hace mucha gracia. Por los indultos hay una persona que responde por supuestas irregularidades.
A muchos no nos hace gracia.
No les hace gracia, pero yo podría demostrarle, para entrar en materia porque no le corro a ningún tema: se habló de gente que tuvo nueve kilos y fue liberada. Fueron nueve nigerianos que fueron expulsados del Perú porque fueron condenados a 15 años y habían cumplido 12.
Seamos francos, los indultos son legales porque así de amplia es la facultad presidencial. El problema es que hubo por lo menos una persona, Miguel Facundo Chinguel, que cobró por eso y usted llegó a decir que ponía las manos al fuego.
No pongo las manos al fuego por nadie: no me ponga en la boca cosas que no he dicho. Me preguntaron: ¿Usted cree que es probo? Dije que sí, hasta que se demuestre lo contrario. Diría que hay muchas cosas extrañas, se está hablando de tres casos y US$30 mil, lo que es corrupción de todas maneras. Esperemos el fallo del Poder Judicial.
¿No será muy vulnerable al franeleo de oportunistas?
Tengo siempre mucho cuidado de los franeleros y no me gustan. Y de los aduladores. Entenderá que, con el tiempo que llevo en política, los reconozco inmediatamente.
¿Miguel Facundo se le escapó?
No tenía mayor relación con él. ¿Acaso estaba a mi servicio, vivía en Palacio de Gobierno?
Me han contado que fue muy solícito con usted cuando era dirigente de juventudes.
Lo conocí en el año 80. Pero no hubo ninguna relación de franeleo. Usted no conoce lo que es el Apra.
Recuerdo su discurso cuando ganó en el 2006. Les dijo a sus correligionarios algo así como “no me vayan a fregar el gobierno con sus pedidos, que pueden ser legítimos”. Es posible que en ese mitin estuviera Facundo o la mamá de Gerald Oropeza.
No sé qué tenga que ver Gerald Oropeza, que no ha tenido ningún encargo del gobierno. Si algún periodista de El Comercio cometiera algo, no se inculpa a los accionistas ni a los directores, ¿no? ¿A qué viene el ejemplo? ¿Al ‘Tío Alan’ que tan alegremente dijeron? Fue un montaje grotesco que acepta un canal de TV y se reproduce en un canal de El Comercio.
¿Y qué hacen para prevenirlo? Su control de daños demoró en encontrar al ‘Tío Alamin’.
No demoró días, fue al día siguiente. No somos policías, ni Poder Judicial. Como verá, estamos en esos temas que usted me reprocha haber respondido al gobierno. Eso es lo que da ráting, ¿no?
Hay demanda de gente que quiere historias de limpieza en el Apra.
Déjenos contarlas, pues.
Cuente una, por favor.
La historia de mi padre, que estuvo preso ocho años, cuatro años deportado y clandestino al lado de Haya de la Torre sin llegar a ser ni regidor de un municipio. Y como él, miles. Y muchos buenos funcionarios.
Mi respeto y mi homenaje a su padre. Me refiero a historias en que el Apra misma muestre que descubrió a compañeros con las manos en la masa.
Me imagino que en muchas ocasiones debe haberse previsto y separado a muchas personas.
Mauricio Mulder dijo que iba a haber un padrón cero para que todos se reinscriban.
El JNE no nos dejó. Se lo planteamos. Declárese inválido el padrón de 350 mil personas porque ahí se inscribe algún Oropeza, que no tiene ningún sitio ni en el gobierno ni en el partido, y todos los que se reinscriban los vamos a remitir a la ONPE y al Poder Judicial para que se vean sus antecedentes. Nos respondieron que eso no era posible. Hay dos formas de corrupción. La sistémica, que involucra a Palacio de Gobierno y, por consiguiente, a todos, y [de eso] tenemos un caso concreto ocurrido en los 90 por miles de millones de dólares y tenemos la de las agendas como un testimonio literario de cómo se puede manipular y hacer fraude. Y tenemos los casos aislados y segmentados. No mezcle las dos cosas. Me han escudriñado cuatro años y han tenido que botar una resolución en la que dice que no se ha encontrado desbalance patrimonial ni enriquecimiento ilícito. Muchas gracias al Congreso humalista.
Tengo una curiosidad que espero me permita. De ser candidato, ¿piensa estar acompañado por su pareja?
Tengo mi familia, tengo mis hijos y estoy bien acompañado. Al presidente de la República es al que le puede preguntar eso, no a un ciudadano cualquiera. Y creo que, por el momento, el tema de la primera dama no les cae bien a muchos peruanos.
Otra curiosidad: ¿Está usted ligado a alguna empresa, por su amistad con el señor José Antonio Chang o el señor Jaime Carvajal?
No, en absoluto. Soy profesor, no soy un lobbista, para usar el término de Vargas Llosa; no hago negocios, creo en la política.
Los candidatos inminentes tendrán que dar un mensaje contra la seguridad y la corrupción muy persuasivo.
Evidente. Hay que fortalecer la contraloría para que no aparezca después de tres años, sino que haga un control concurrente, acompañando día a día la ejecución. Hay que fortalecer el Ministerio Público y darle libertad para que no sienta temor.
Y hay que recuperar la confianza en la política.
Creo que en un ambiente de crecimiento y de metas claras, se recupera. Los primeros años de mi gobierno, no había ese caos. Cuando el país lo siente, comienza a desesperarse y sentir que pierde oxígeno. Y las conductas anómicas y anómalas se producen. Hay un tema en la seguridad que no se toca, que es la previsibilidad. Existe lo que llaman el ‘master algorithm’. Usted tiene todos los datos de las familias en el Sisfoh. Se mezcla todo eso y hay un ritmo previsible de conductas y se sabe más o menos dónde van a robar. Lo que yo planteo no es solo una lucha con el fusil, sino una lucha moderna de previsibilidad.
¿Qué lección sacó de la tragedia de Bagua?
Fue horrible, ojalá jamás se repita. Creo que sí se han sacado las lecciones. El otro día recibí a comuneros de la Aidesep y conversamos francamente sobre el tema. Ellos saben que no tenemos el deseo de victimar personas y ellos tampoco tienen deseo de matar personas, y saben que quienes lo hicieron fueron gente paramilitarizada. Volvamos a fojas cero en el tema de los recursos naturales. Evidentemente, el modelo que estamos viviendo está un poco agotado.
O sea, usted cree en la diversificación productiva.
No, yo creo que el Perú es un país minero. La diversificación productiva es una añagaza, un enredo y una oferta que escucho desde la época de Velasco. Había documentos que decían que el Perú no podía ser minero. Era como decirle a Venezuela: “Tú no puedes ser petrolera”, o a Argentina: “Tú no puedes ser agrícola triguera”. Nuestra enorme cadena andina, que no es verde, tiene una enorme riqueza que los peruanos tienen que aprovechar para sus hijos. Lo que creo que está agotado es el modelo del campesino pobre versus el Estado y la empresa rica. El campesino tiene que participar de la riqueza. Si el Perú crece sin ellos; entonces van a bloquear ese modelo.
¿Créditos, educación, capacitación, acceso a mercados?
Dinero directo a los campesinos, eso es lo que yo pienso. La burocracia es una gran adversaria del pobre y el Estado navega para sí mismo, para sus intereses.
Lee la entrevista completa en la edición impresa de El Comercio.
Christine Lagarde dijo que el Perú crecería en 2,4%. El presidente Humala dice que a más de 3%. ¿A quién quiere creerle?
Por antecedentes, esta vez habría que creerle al FMI. Según lo que informan los diarios y las estadísticas, este año vamos a crecer un poco menos del 3%.
Usted no es nacionalista.
[Ríe] Diré que soy realista y el término ‘nacionalista’ ha sido envilecido en los últimos años, lamentablemente.
Le ha imputado la desaceleración al presidente Humala, ¿pero es consciente de los factores externos?
Naturalmente, no se puede caer en la injusticia de decir que toda la culpa la tiene el gobierno [...] Está probado que aunque [en mi gobierno] tuvimos mejores precios que en el del doctor Toledo, se hicieron obras que nos permitieron crecer un año a 9,8%. En este tiempo no se ha hecho ni la mitad para dar crecimiento y trabajo a los más pobres.
A propósito de crecimiento y pobres, no suelo oír en su vocabulario la palabra ‘desigualdad’.
Nosotros tuvimos un primer objetivo que es eliminar la miseria en el país, que se redujo al 5%, y reducir la pobreza, que es la carestía material. Nadie puede dudar de que con ese crecimiento se logró reducir del 48% en el 2006 al 28% en el 2011. Si revisa los índices GINI del INEI, verá que se redujo la desigualdad. Se olvida que en todos mis discursos hablo de justicia social.
¿Ese es su sinónimo de ‘desigualdad’?
Es mi sinónimo histórico y del Apra, de terminar con la desigualdad y el abuso.
Este gobierno empezó con la frustración de Conga y termina con la de Tía María y Las Bambas. ¿Usted hubiera logrado llevarlos a cabo?
El EIA [estudio de impacto ambiental] y las audiencias públicas del proyecto Conga fueron positivos. [Humala] fue allá y se comprometió: “Agua sí, oro no”. Y llegando al gobierno dijo que iba a revisar el EIA. [...] Se dispararon a los pies. Una vez que usted sienta el enorme precedente de Conga, va a Tía María, donde el estudio no está terminado, y es obvio que lo de Conga se va a trasladar allí.
Cuando habló de la tristeza del hombre andino, ¿no cayó en un determinismo?
No es determinismo, yo también soy así. Lo siento en el alma. Es desconfiado el peruano y eso lo añade la historia, que es una sucesión de conquistas: Huari, Chavín, Chimú, Inca, de los criollos blancos.
La historia nos da en la yema del gusto de la desconfianza.
De alguna manera, sí. ¿Qué le vamos a hacer? No ha sido así en otros países.
Y nuestros gobernantes han hecho méritos para eso.
Algunos sí, otros hemos hecho crecer al país de manera suficiente, hemos dado empleo y hemos reducido la pobreza.
Esperaba una reflexión autocrítica.
[Risas] El autoflagelamiento uno lo hace cuando es necesario, pero no a todas horas.
¿Qué le reconoce a este gobierno? Por ejemplo, en educación haber aumentado medio punto del PBI, el ministro Saavedra.
Saavedra viene a los tres años. Si quiere, le reconozco que se rectificaron al tercer año. Ha sabido promocionar y vender su producto ante la sociedad. Y tiene aprobación, en buena hora. ¿O será que lo comparan con la señora [Patricia] Salas y sus tres años de desaprobación? Cuando dijo que el Colegio Mayor era elitista y había que cerrarlo.
Muchos dicen que usted sería el candidato de los ricos. Carlos Meléndez dice que usted ofrece gobernabilidad y Keiko Fujimori representación. En esa ecuación, usted se queda con un electorado elitista.
Yo no diría eso. Cada uno reflexiona desde el corazón, como el señor Meléndez, que no tiene los ojos rasgados pero su corazón apunta a una candidata. Todavía usted no ha escuchado mis propuestas, las escuchará cuando sea candidato, pero todavía no lo soy. Espere, oiga mis propuestas y usted dirá si soy candidato de los ricos [...] Sería gracioso hablar de candidato de los ricos del hombre que más ha disminuido la pobreza en el Perú. Perdone que sea vanidoso en eso, pero no hay país en el mundo que haya pasado de 48% a 28%. De manera que nuestra preocupación por los más humildes, que es el sentido del Apra, que para eso nació, y para eso estoy y estuve en el Apra siempre, es terminar con los abusos, con las carencias materiales, también la desigualdad, elevando a la gente, no bajando a otros: eso es justicia social.
Se lo asocia demasiado al término ‘corrupción’. Vargas Llosa habló de “dictadura y corrupción” y usted reaccionó airado con una infidencia.
¿Por qué infidencia? En una cena en su casa, MVLl dijo que Kuczynski no debía ser candidato porque era lobbista, negociante y norteamericano, y que perdería de todas maneras las elecciones [ante Humala]. Hay testigos y, para mi asombro, insistió varias veces. Pero hablemos de corrupción si usted quiere. Como los señores Humala llegaron al gobierno intentando quedarse ahí mediante la famosa reelección conyugal, es obvio que si usted ha sucedido a un gobierno que ha tenido relativo éxito, lo que necesita es destruir esas obras y destruir a esa persona.
Es una lógica política que muchos no compartimos.
Pero la tenían en su cerebro quienes llegan para quedarse. Hay personas que como tienen una formación militar simple dicen: “Tomada esta colina, de acuerdo a la guerra de posiciones, yo no puedo retroceder esa colina. Ya tomamos el palacio, mantengámoslo”. Ha habido una motivación para destruir una alternativa de poder, que era el Apra, y a una persona sin preguntarse si iba a ser candidata. Primero, destruyendo obras: no pudieron. Luego, con los indultos, y eso me hace mucha gracia. Por los indultos hay una persona que responde por supuestas irregularidades.
A muchos no nos hace gracia.
No les hace gracia, pero yo podría demostrarle, para entrar en materia porque no le corro a ningún tema: se habló de gente que tuvo nueve kilos y fue liberada. Fueron nueve nigerianos que fueron expulsados del Perú porque fueron condenados a 15 años y habían cumplido 12.
Seamos francos, los indultos son legales porque así de amplia es la facultad presidencial. El problema es que hubo por lo menos una persona, Miguel Facundo Chinguel, que cobró por eso y usted llegó a decir que ponía las manos al fuego.
No pongo las manos al fuego por nadie: no me ponga en la boca cosas que no he dicho. Me preguntaron: ¿Usted cree que es probo? Dije que sí, hasta que se demuestre lo contrario. Diría que hay muchas cosas extrañas, se está hablando de tres casos y US$30 mil, lo que es corrupción de todas maneras. Esperemos el fallo del Poder Judicial.
¿No será muy vulnerable al franeleo de oportunistas?
Tengo siempre mucho cuidado de los franeleros y no me gustan. Y de los aduladores. Entenderá que, con el tiempo que llevo en política, los reconozco inmediatamente.
¿Miguel Facundo se le escapó?
No tenía mayor relación con él. ¿Acaso estaba a mi servicio, vivía en Palacio de Gobierno?
Me han contado que fue muy solícito con usted cuando era dirigente de juventudes.
Lo conocí en el año 80. Pero no hubo ninguna relación de franeleo. Usted no conoce lo que es el Apra.
Recuerdo su discurso cuando ganó en el 2006. Les dijo a sus correligionarios algo así como “no me vayan a fregar el gobierno con sus pedidos, que pueden ser legítimos”. Es posible que en ese mitin estuviera Facundo o la mamá de Gerald Oropeza.
No sé qué tenga que ver Gerald Oropeza, que no ha tenido ningún encargo del gobierno. Si algún periodista de El Comercio cometiera algo, no se inculpa a los accionistas ni a los directores, ¿no? ¿A qué viene el ejemplo? ¿Al ‘Tío Alan’ que tan alegremente dijeron? Fue un montaje grotesco que acepta un canal de TV y se reproduce en un canal de El Comercio.
¿Y qué hacen para prevenirlo? Su control de daños demoró en encontrar al ‘Tío Alamin’.
No demoró días, fue al día siguiente. No somos policías, ni Poder Judicial. Como verá, estamos en esos temas que usted me reprocha haber respondido al gobierno. Eso es lo que da ráting, ¿no?
Hay demanda de gente que quiere historias de limpieza en el Apra.
Déjenos contarlas, pues.
Cuente una, por favor.
La historia de mi padre, que estuvo preso ocho años, cuatro años deportado y clandestino al lado de Haya de la Torre sin llegar a ser ni regidor de un municipio. Y como él, miles. Y muchos buenos funcionarios.
Mi respeto y mi homenaje a su padre. Me refiero a historias en que el Apra misma muestre que descubrió a compañeros con las manos en la masa.
Me imagino que en muchas ocasiones debe haberse previsto y separado a muchas personas.
Mauricio Mulder dijo que iba a haber un padrón cero para que todos se reinscriban.
El JNE no nos dejó. Se lo planteamos. Declárese inválido el padrón de 350 mil personas porque ahí se inscribe algún Oropeza, que no tiene ningún sitio ni en el gobierno ni en el partido, y todos los que se reinscriban los vamos a remitir a la ONPE y al Poder Judicial para que se vean sus antecedentes. Nos respondieron que eso no era posible. Hay dos formas de corrupción. La sistémica, que involucra a Palacio de Gobierno y, por consiguiente, a todos, y [de eso] tenemos un caso concreto ocurrido en los 90 por miles de millones de dólares y tenemos la de las agendas como un testimonio literario de cómo se puede manipular y hacer fraude. Y tenemos los casos aislados y segmentados. No mezcle las dos cosas. Me han escudriñado cuatro años y han tenido que botar una resolución en la que dice que no se ha encontrado desbalance patrimonial ni enriquecimiento ilícito. Muchas gracias al Congreso humalista.
Tengo una curiosidad que espero me permita. De ser candidato, ¿piensa estar acompañado por su pareja?
Tengo mi familia, tengo mis hijos y estoy bien acompañado. Al presidente de la República es al que le puede preguntar eso, no a un ciudadano cualquiera. Y creo que, por el momento, el tema de la primera dama no les cae bien a muchos peruanos.
Otra curiosidad: ¿Está usted ligado a alguna empresa, por su amistad con el señor José Antonio Chang o el señor Jaime Carvajal?
No, en absoluto. Soy profesor, no soy un lobbista, para usar el término de Vargas Llosa; no hago negocios, creo en la política.
Los candidatos inminentes tendrán que dar un mensaje contra la seguridad y la corrupción muy persuasivo.
Evidente. Hay que fortalecer la contraloría para que no aparezca después de tres años, sino que haga un control concurrente, acompañando día a día la ejecución. Hay que fortalecer el Ministerio Público y darle libertad para que no sienta temor.
Y hay que recuperar la confianza en la política.
Creo que en un ambiente de crecimiento y de metas claras, se recupera. Los primeros años de mi gobierno, no había ese caos. Cuando el país lo siente, comienza a desesperarse y sentir que pierde oxígeno. Y las conductas anómicas y anómalas se producen. Hay un tema en la seguridad que no se toca, que es la previsibilidad. Existe lo que llaman el ‘master algorithm’. Usted tiene todos los datos de las familias en el Sisfoh. Se mezcla todo eso y hay un ritmo previsible de conductas y se sabe más o menos dónde van a robar. Lo que yo planteo no es solo una lucha con el fusil, sino una lucha moderna de previsibilidad.
¿Qué lección sacó de la tragedia de Bagua?
Fue horrible, ojalá jamás se repita. Creo que sí se han sacado las lecciones. El otro día recibí a comuneros de la Aidesep y conversamos francamente sobre el tema. Ellos saben que no tenemos el deseo de victimar personas y ellos tampoco tienen deseo de matar personas, y saben que quienes lo hicieron fueron gente paramilitarizada. Volvamos a fojas cero en el tema de los recursos naturales. Evidentemente, el modelo que estamos viviendo está un poco agotado.
O sea, usted cree en la diversificación productiva.
No, yo creo que el Perú es un país minero. La diversificación productiva es una añagaza, un enredo y una oferta que escucho desde la época de Velasco. Había documentos que decían que el Perú no podía ser minero. Era como decirle a Venezuela: “Tú no puedes ser petrolera”, o a Argentina: “Tú no puedes ser agrícola triguera”. Nuestra enorme cadena andina, que no es verde, tiene una enorme riqueza que los peruanos tienen que aprovechar para sus hijos. Lo que creo que está agotado es el modelo del campesino pobre versus el Estado y la empresa rica. El campesino tiene que participar de la riqueza. Si el Perú crece sin ellos; entonces van a bloquear ese modelo.
¿Créditos, educación, capacitación, acceso a mercados?
Dinero directo a los campesinos, eso es lo que yo pienso. La burocracia es una gran adversaria del pobre y el Estado navega para sí mismo, para sus intereses.
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