Por Daniel Parodi
La democracia peruana es precaria pero lo que hemos avanzado en su consolidación tiene mucho que ver con Víctor Raúl Haya de la Torre, patricio del republicanismo peruano, quien supo a través de alianzas claves avanzar a pasos agigantados en la conquista de los derechos civiles.
La primera alianza fue la misma Apra –fundada en 1924 en México- concebida en sus orígenes como una Alianza Popular Revolucionaria Americana que le ofreció a Latinoamérica un camino propio, diferente al comunismo. Aquella entendía que la justicia social y la igualdad de oportunidades solo podían darse en democracia, tanto como que nuestros pueblos debían unirse para así negociar en pie de igualdad con las potencias y obtener de ellas los capitales y tecnologías para desarrollarse y alcanzar el bienestar.
La segunda alianza se produce entre el Apra y Manuel Prado en 1956. Gracias a esta unión acaba la situación de semi-guerra civil que el país vivió 30 años y, desde entonces, tanto el Apra como los demás partidos políticos pudieron participar libremente de la política.
Pero después vinieron los generales Velasco y Morales Bermúdez e implantaron 12 años más de dictadura y en 1978, aquel militarismo, ya en crisis, acudió a los partidos para realizar la transición democrática y fueron el Apra y el PPC quienes lideraron la asamblea constituyente que presidió Víctor Raúl, no solo como justo homenaje a su intachable trayectoria, sino gracias a la hidalguía de Luis Bedoya Reyes. El “tucán” fue tentado a presidirla por la izquierda comunista con tal de que no lo hiciese Haya, pero rechazó tan innoble proposición.
A 121 años del nacimiento de Víctor Raúl, el Apra y el PPC unen fuerzas nuevamente. El enemigo esta vez es la improvisación y el aventurerismo que ya tuvimos en Humala y que no queremos repetir. Por eso, emulando la línea política de Haya de la Torre, los apristas celebramos el Día de la Fraternidad en sincero abrazo con el PPC, ora rival leal, ora amigo consecuente, ofreciéndole al Perú la democracia y la seguridad que tanta reclama.
Comentaba su discípulo Carlos Roca, que Haya consagró su vida al pueblo y que para ello hizo él mismo un voto de pobreza que respetó hasta el día que murió. Por eso el 22 de febrero todos los peruanos recordamos al Víctor Raúl de los pobres y de la democracia, a su vida ejemplar y su amor por el Perú.
(*) Candidato al Congreso por Lima #23 / Alianza Popular
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