Diario Expreso
El debate respecto a la infiltración lograda por Sendero Luminoso en el magisterio se encuentra obstruido en la trampa del ocio argumental y la caricatura. Ha devenido hacia un ejercicio pueril debido a la complejidad de la huelga de maestros del sector público que en algunas regiones dura más de 70 días. Es fácil gritar: “¡la subversión terrorista ganó el control del SUTEP!” o “¡Pedro Castillo es el puente de cabecera de ella, la quinta espada profesoral del senderismo!”.
Me temo que existen elementos superiores de análisis y no epidérmicos para abordar el asunto. Tiene que ver con el deterioro casi universal de las sociedades liberales y democráticas donde escasean las respuestas a las nuevas urgencias poblacionales, campea la corrupción en el Estado y se complica la viabilidad económica. Pero sobre todo, a que las ideologías radicales supuestamente derrotadas – de derecha o izquierda – jamás descansaron desde que perdieron la última batalla.
Thomas Main, doctor en Ciencias Políticas y profesor de la City University de Nueva York, concede una interesante entrevista (El Comercio, 24/08) donde explica que la emergencia de los supremacistas blancos de extrema derecha en los Estados Unidos responden a la secuela sobreviviente e intacta de los grupos que en los años 80 y 90 del siglo pasado lograron desarrollar una “ideología crítica” contra la democracia liberal y aprovecharon la crisis del sistema político surgida el 2001. Añade que el desarrollo de la internet “desempoderó a los guardianes de los métodos tradicionales y dio a los extremistas el acceso a audiencias más grandes”. Main sostiene que la “alt-right” (derecha alternativa) tiene como bandera un enunciado atroz: “todas las personas no son creadas iguales”.
En el Perú ocurre lo mismo pero desde la vertiente de la izquierda. Muy bien lo explicó Mauricio Mulder ante la comisión de Educación del Congreso a propósito de la comparecencia del ministro Carlos Basombrío: cuando SL perdió la lucha armada y su líder Abimael Guzmán fue capturado, inició la lucha ideológica y su tarea de zapa en las organizaciones de base educativas, estudiantiles, sindicales, religiosas, artísticas, núcleos LGTB y otras. No para pregonar la opción del fusil sino por la “solución política a los problemas derivados de la guerra interna, la amnistía general, los derechos fundamentales y la reconciliación nacional”.
Salvo Carlos Tapia y unos pocos, todos reían de esta proclama que – a ojos vista – la consideraban un disparate. Hoy Movadef es una realidad. Conare es una realidad y la punta de iceberg de una dinámica mayor del senderismo disfrazado de voluntarismo democrático. Han puesto en práctica su primera gran maniobra social desligitimando a Patria Roja en la dirección del SUTEP y consagrando a un ex rondero (es decir, un enemigo declarado del terrorismo) como Castillo en el liderazgo supremo.
No solo nos falta a los ciudadanos el mapa completo del cultivo extremista en nuestro país (que obra en manos de los servicios de inteligencia) sino también el programa de acción de las verdaderas fuerzas democráticas para evitar tan peligrosa cosecha. Pero por ahora, creo que esto último es pedir peras al olmo. La gran mayoría del elenco oficial está en otra cosa.
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