viernes, junio 23, 2006

AGP viaja a sacar relaciones Perú-Chile de la refrigeradora.

El Deshielo
Versión facsimilar de nota impresa
Revista Peruana CARETAS

Bachelet tendió la mano. Vínculos entre la Concertación y el APRA vienen recuperándose desde hace seis años.Nada mejor que un bailecito para diluir tensiones. No importa si Alan García saca el pañuelo y se decide entre la cueca o la marinera. Dadas las circunstancias sería tolerable –un par de pasos, nada más– el reggaetón. Lo urgente es romper el hielo, derretir los Lagos congelados durante el período de Alejandro Toledo. La invitación hecha por la presidenta chilena Michelle Bachelet es un paso más en el camino correcto.

García decidió acompañarse solamente de José Antonio García Belaunde, su hombre de política exterior, y viajar por clase económica de LAN. El retorno fue programado para la misma noche del jueves 22. AGP subrayaba así la imagen de austeridad que quiere imprimir.

Alan 1, Hugo 0

Los preliminares a la llegada no podían ser más interesantes. El martes 20 la Democracia Cristiana, el mayor partido de la gobernante Concertación, solicitó oficialmente a Bachelet no votar por Venezuela para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El encargado internacional de la DC, Ezequiel Silva, declaró que Hugo Chávez distaba de ser el mejor representante posible de la región debido a sus “continuas intromisiones en asuntos internos” de Colombia y Perú.

Silva aludió específicamente a los exabruptos que Chávez profirió contra AGP y reconoció que a su país le interesa “sobremanera” mejorar su relación con Lima.

La ex canciller y presidenta de la DC, Soledad Alvear, ya había mostrado el lunes su preocupación porque “un país que critica públicamente a un presidente electo” sentara posaderas en el Consejo de Seguridad.

Miembros de otras colectividades de la coalición, como el Partido Por la Democracia (PPD) vocearon su desacuerdo con la DC.

Bachelet esquivó el debate.

“Falta mucho tiempo”, justificó. “Voy a tomar una decisión en función de los intereses del país y de lo que me parezca a esa altura”.
Brasilia y Buenos Aires ya adelantaron su voto a favor de Chávez. La DC tampoco favorece a Guatemala, candidato identificado con Estados Unidos, y propone apoyar una opción de consenso.

La Refrigeradora

Un observador muy cercano al Presidente electo percibe que el anuncio de la visita levantó polvo en el país vecino. Los periodistas que se comunicaron en los últimos días con la cúpula aprista mostraron una expectativa que, interpreta el observador, se relaciona con una suerte de reinserción chilena en el vecindario.

Vaya paradoja. Mientras más se globalizaba el país del sur, más volteaba la espalda a la región en términos políticos.

El periodista y experto chileno José Rodríguez Elizondo, ex editor de temas internacionales en CARETAS, presentó el pasado 5 de junio en Santiago su libro “Las Crisis Vecinales del Gobierno de Lagos”. En el trabajo se lamenta el estado artrítico al que llegaron las relaciones con Perú, Bolivia y Argentina durante ese período.

“En algún sentido”, declaró esa noche Rodríguez Elizondo, “se podría definir al gobierno de (Ricardo) Lagos como sexenio horribilis en comparación al anterior, donde nuestra relación vecinal había quedado en el mejor pie histórico”.

Sus conclusiones sacaron roncha. Uno de los ilustres panelistas, el hasta hace poco comandante general del Ejército Juan Emilio Freyre, estuvo de acuerdo. Otro, el ex canciller Juan Gabriel Valdés, defendió acérrimo al personaje de estudio (“Lagos es la personalidad más extraordinaria que ocupó la Presidencia de Chile en el último siglo”).

Son pocas las dudas para lo que al Perú le toca. A lo largo de las administraciones de Ricardo Lagos y Alejandro Toledo, la temperatura se enfrió mucho más que los ocho grados en los que se descorcha un buen chardonnay del Maipo.

En los últimos días de gobierno el chileno no disimuló su frustración y en entrevista de Zenaida Solís para CARETAS concluyó: “Me queda la impresión de que Perú es más un generador de incidentes antes que de ocasiones coincidentes” (edición 1903).

Semanas antes, en noviembre del 2005, Lagos le recitó una lista de reclamos a Toledo durante una pausa de café en la cumbre de APEC en Busán, Corea. Los tensos “incidentes” que para él resintieron la relación fueron:
1. El entuerto de la venta de armas chilenas a Ecuador en pleno conflicto fronterizo con el Perú. 2. La detención de los jóvenes que en diciembre de 2004 rayaron dos calles del casco histórico cusqueño.
3. El impasse del insultante vídeo proyectado por LAN en sus vuelos y la subsiguiente contratación de procuradores por parte del Estado peruano.
4. El proyecto para definir las líneas marítimas de base (CARETAS 1901).

Toledo ofreció respuestas para cada uno de los casos.

El episodio de las armas ocurrió en el fujimorato y fue sacado al fresco por un general ecuatoriano. Además le hizo saber que consideraba exagerada la reacción frente al proyecto de líneas de base.

El presidente peruano aprovechó para devolver la pelota y expresó su malestar por el excelente trato que recibió Alberto Fujimori en las primeras horas tras su intempestiva llegada a Chile. Lagos parecía sumido en un estado soporífero mientras el prófugo se trasladaba al hotel Marriott de Santiago.

Fue precisamente Bachelet, entonces candidata presidencial, quien hizo oír su voz de indignación y cambió el curso de los acontecimientos.

Relaciones Recompuestas

Tan solo un mes atrás, en octubre del 2005, Bachelet recibió la visita de Hugo Otero, colaborador de Alan García que le llevó una carta de apoyo en representación del partido aprista.

El gesto encargado a Otero, quien vivió su infancia en Chile, concluía un largo proceso de recomposición entre el APRA y la izquierda de la Concertación. Los primeros pasos fueron dados por el congresista Jorge del Castillo. Antes que Alan García volviera al Perú el secretario general viajó a la capital chilena e hizo migas con parlamentarios como Ricardo Núñez. Entonces la Concertación tenía contactos preferenciales con Alejandro Toledo.

Más tarde, en octubre del 2003, personajes de ambos partidos coincidieron en el XXII Congreso de la Internacional Socialista en Sao Paulo. Allí germinó lo que para el APRA fue una visita de Estado.

En diciembre de 2004 García y su plana mayor se entrevistaron con Lagos en Santiago. AGP elogió al chileno como su modelo presidencial para la región y minimizó los problemas limítrofes que, según él, “no representan ni la milésima parte de las relaciones globales de los dos países a futuro”.

Del Castillo volvió cuando Bachelet ya era candidata. El encuentro programado entre los dos se frustró porque la ex ministra de Defensa cayó enferma.

Dichos contactos continuaron a tal punto que hace tan solo un mes el economista aprista Enrique Cornejo encabezó un equipo técnico que comprobó in situ los avances en varios sectores del aparato. Entre ellos les impresionó gratamente el de las compras estatales.

Toda esta actividad recuerda el ímpetu del joven García que en julio de 1985 propuso a Augusto Pinochet entablar conversaciones para ejecutar obras pendientes del tratado de 1929 e iniciar un proceso de limitación de gastos en armamentos. Lo último también lo intentaría Toledo dieciséis años después.

El dictador respondió casi de inmediato y los cancilleres Allan Wagner y Jaime del Valle se reunieron en Arica, Lima y Santiago. Los avances no fueron los esperados.

En 1990 García se convirtió en el primer mandatario peruano en más de un siglo en pisar suelo chileno. Asistió a la toma de posesión de Patricio Aylwin, quien devolvió la cortesía.

Danza de a dosEl ministro chileno de Relaciones Exteriores Alejandro Foxley propuso una alianza con el Perú para enfrentar comercialmente “el desafío de Asia”.

Consultado, Jorge del Castillo opinó que un escenario posible es el del APEC. Los dos países son sus miembros en Sudamérica. Su cumbre y las decenas de reuniones anexas se realizarán en el Perú en el transcurso del 2008.

Del Castillo cree posible negociar mancomunadamente con Asia.

La Cámara de Comercio Peruano Chilena reveló esta semana que las exportaciones de Chile a Perú en el 2005 fueron de US$ 724 millones (un incremento del 38% sobre el 2004). La balanza es favorable a nuestro país. Las exportaciones de Perú a Chile ascendieron a US$ 1,107 millones (60% más). La tendencia ascendente continúa en lo que va de este año.

Las inversiones de Chile en el Perú sumaron US$ 4,637 millones en el 2005.

Luego de su mencionado diálogo con Lagos, García se mostró muy favorable a la firma de un TLC con Chile. “Necesitamos más inversiones chilenas en Perú y los capitales peruanos deben actuar con energía e instalarse también en Chile”, dijo entonces. Apenas reconocido como presidente electo volvió a insistir en Chile como su competidor y a la vez su modelo.

Otra muestra de buena voluntad consistiría en la reinstalación de las reuniones conocidas como “2+2”. Consisten en encuentros entre los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores de cada país. Entre sus posibilidades se encuentra la de homologar gastos. Un especialista consultado recuerda que esta se entiende no como una igualación sino como un acuerdo para hacer transparentes los dispendios militares.

Aunque continúan los espacios de diálogo de las Fuerzas Armadas peruana y chilena –esta semana se celebró en el hotel Sheraton de Lima la XXI ronda anual de conversaciones para fomentar la confianza mutua– hace dos años que no se celebran las 2+2, con más énfasis político.
De no haber dos más dos, bastará con dos. García y Bachelet representan a países inextricablemente ligados. Si la charla y la coreografía no alcanzan, siempre quedará el recurso del chardonnay o la muy chilena cepa carmenere. Y si no, el pisquito cuando la señora pise costas limeñas el 28 de julio (Enrique Chávez).

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