Compañeros:
Nosotros, y permítanme que vuelva a repetir una invocación que debe repetirse mucho, porque "a veces las cosas de puro sabidas se olvidan", nosotros tenemos que seguir pensando en partido grande y no en un partido chico. Tenemos que recordar que somos el primer partido del Perú y que no se ocupan primeros puestos para comodidad o enriquecimiento, sino para sacrificio y paradigma. (Aplausos).
La reacción quiere abrigarse con la dulce y almibarada ilusión del desinflamiento aprista. (Risas).
La grandeza del acto de esta noche sería una respuesta viva, pero decepcionante. Mejor que no la vea. (Risas).
Sin embargo, nunca está demás el recordar que todo miembro del Partido debe felicitarse por haber sobrellevado en este año todos los obstáculos, todas las asperezas, todas las dificultades de estos duros meses en que las mordeduras de la reacción no nos han perdonado nada. (Aplausos).
¡Estas son las responsabilidades sagradas del Poder! Que aunque no se ejerce en la Administración de una manera total, se ejerce en la conciencia de la Nación de un modo integral, porque somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de demostrar que el voto que no se vendió el 10 de junio comporta la voluntad que ha de mantener por muchos años el régimen de democracia que se estableció ese 10 de junio. (Grandes aplausos).
Este llamamiento es un llamamiento especial a los trescientos sesenta mil trabajadores organizados, cuyo 95 por ciento está resueltamente con nosotros. Este llamamiento va por intermedio de ustedes, compañeros delegados de toda la república, al obrero, al campesino, al yanacona, al empleado, al artesano, que guardan en su corazón la fe del aprismo creador del Perú nuevo, pero que necesita a veces, como lámpara votiva, que la aviven nuevas gotas de aceite, de nuestro amor, de nuestra fe, de nuestro perdón, del grito que va como un disparo esclarecedor para alumbrar el ámbito de la Patria y le dice: "Aprista: ten orgullo de tu gran Partido", y sigue preparándote para vencer los obstáculos. (Ovación).
Tenemos una filosofía, nos une una devoción, nos empuja una fe, nos alienta el misterioso soplo de los muertos inmortales. Tenemos una trayectoria de los más ilustres movimientos históricos. No traicionemos, no defraudemos el profundo anhelo de nuestra propia conciencia, que quiere que el pueblo aprista no se equivoque, mantengamos nuestra fe, nutriéndola de ciencia, ilustrándola de cultura, dándole las armas del pensamiento y de la técnica, sintiendo y comprendiendo la responsabilidad gloriosa de esta gran victoria democrática, que ya tuvo su crisol en los patíbulos y en las largas y sombrías noches de los campos de concentración.
Vamos de nuevo a reafirmar todo aquello que está vivo en nosotros, que es el secreto de nuestra fuerza. Vamos a seguir trabajando sobre la base de esta reivindicación de la justicia, y vamos a marchar con la vanguardia de la clase trabajadora, que en 1919 encontró el primer atisbo de su lucha con la jornada de las 8 horas, en la que ya podía adivinarse que el APRA estaría allí. (Voces: si, si, aplausos).
Vamos a seguir la obra de las Universidades Populares. Vamos a recordar que el Aprismo, título y honor de su organización política, no se fundó como partido, se fundó como Escuela, como Universidad, y fue la persecución de la tiranía la que nos obligó a ser políticos para defender nuestra obra cultural y sindical. (Aplausos).
Y no nos confundamos ni nos dejemos engañar nunca ni perdamos el piso, ni demos traspiés, ni cedamos a la peligrosa tentación de haber llegado a algo. Nosotros no podemos ni debemos olvidar que el Aprismo no puede perderse en burocracia, no puede corromperse en venalidad, no puede desfigurarse en la rutina o en el vacío de los que en el poder público se convierten en fariseos de su propia doctrina. (Grandes aplausos).
Esa también debe ser lección, enseñanza, rumbo de la clase trabajadora aprista. Porque también la corrupción entra con el provocador venal y entró aquí al amparo de la dictadura, para disfrazar el capitulerismo y la provocación con la bandera de las reinvindicaciones sindicales. (Aplausos). Por eso necesita nuestra clase obrera que es fe aprista, que ha sido el secreto de nuestra unidad y nuestra mutua confianza, no desmaye ni se amengue. "Pureza, honradez, lealtad, desinterés! ¡Que el ambicioso no tenga sitio en nuestras filas!. (Aplausos).
EL ACICATE DE LOS OBSTACULOS.
Y así tendremos las armas morales que son vertebración de la lógica histórica de los grandes movimientos. Así imitaremos a todos aquellos grandes realizadores de las revoluciones auténticas. Así cumpliremos la tarea del Aprismo, enseñando cada día que la obra es difícil, que el obstáculo es creciente, que estamos tropezando a cada instante con la incomprensión, con la insincera y con la despiadada forma de atacarnos, con esa reacción que no nos da merced. Pero que ¡no importa!. La nuestra es una tarea superior a nuestros intereses personales o de grupo. Demostrar que el Partido, que no tuvo nada que ver con las oligarquías ni con la plutocracia, y que surgió de abajo, pudo otorgar con la pureza de su dolor y con el capital invalorable de su esperanza de justicia, fortaleza a la Patria para su rumbo nuevo. (Aplausos).
Y así, compañeros, realizaremos la unificación armoniosa de lo que hay de intransferible y de imperativo en la individualidad de cada cual. Nosotros no hemos querido hacer del Partido un rebaño. Que la personalidad de cada cual desarrolle por las vertientes de la cultura, donde cada uno llegue a donde pueda. Que la acción colectiva continúe y articule nuestra dinámica social y política en defensa de los específicos intereses de la clase o del gremio. Pero que los grandes ideales nacionales sean superiores a todo eso. Y que, si por obra de nuestro Partido, conseguimos grandes ventajas y alcanzamos la justicia social cristalizando todo lo que nosotros estamos reclamando, no perdamos nunca el recuerdo de aquella invocación del Partido que nos dice. "TODO LO QUE QUIERES GANAR, TODO LO QUE PUEDAS OBTENER, DEBES ESTAR LISTO A SACRIFICARLO CADA VEZ QUE PELIGREN LA JUSTICIA, LA LIBERTAD, LA PATRIA". (Grandes Aplausos).
* Mensaje de Haya de la Torre ante la Asamblea Nacional Aprista de Juventudes, Lima, 06-VI-1946.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario