sábado, julio 01, 2006

LOS CUATRO PILARES DEL APRA

Es necesario insistir en el papel que al APRA le corresponde desempeñar para cumplir su destino histórico de movimiento antimperialista, antioligarquico, indoamericano, democrático, revolucionario y moralizador; porque es el único partido en nuestro país con capacidad para transformar la estructura del actual sistema. Es por ello que para cumplir nuestra misión histórica y hacer dinámica nuestra potencialidad, destruyendo "el pasado vergonzante" y edificando "la libertad con pan" son requisitos fundamentales: consecuencia ideológica, unidad de pensamiento y de acción, organización y disciplina.

Consecuencia Ideológica.

La consecuencia ideológica es indispensable para el logro de la tarea histórica del Partido y para el fortalecimiento de nuestra organización y de las organizaciones del pueblo. Ella compete a los dirigentes y a los militantes de base.

Cualquier desviación ideológica o programática, a la derecha o a la izquierda, pone en peligro la esencia del movimiento. Y no se hable de tácticas para justificar determinadas actitudes y planteamientos erróneos por cuanto la táctica no puede apartarse de la doctrina en forma tal que la niegue o la contradiga. La doctrina señala la meta; la táctica, el itinerario y la ruta.

Unidad de pensamiento y de acción.

La unidad es esencial para todo partido revolucionario. Ella se funda en la identificación principista y se expresa en la acción organizada. La unidad se edifica en base a la consecuencia ideológica, el trabajo organizado y la disciplina.

Es tarea de todo aprista defender la unidad del Partido, pero que conste también que la unidad que se propugna y se defiende no sea la unidad del rebaño, del temor, la genuflexión o la hipocresía. La unidad que propugnamos y defendemos es a base de convicción y en el ideal de redimir al pueblo peruano, y es esta la unidad que debe permitir que dentro del partido todos los compañeros puedan expresar sus puntos de vista sobre determinados problemas nacionales y partidarios, sin complejos, sin temores, sin adulaciones, sin hipocresía, sin mitos, sin tabúes; con honestidad, sinceridad, convicción y sentimiento.

La Organización.

La organización es la anatomía del Partido. La acción es un conjunto de funciones que realizan determinados órganos. Sin convicciones y sin mística no puede haber organización fuerte y saludable. Hay crisis de organización debidas a desconocimiento o negligencia; pero lo mas grave es que también existe crisis de la estructura y de que la organización no se encuentre a la altura que el momento político nos exige.

La Disciplina.

La disciplina esta llamada a defender el principio doctrinario, la organización y la unidad del movimiento. La disciplina es indispensable para salvaguardar los cimientos partidarios y defender al Partido de la desviación, de la claudicación, de la división, del oportunismo, de la negligencia y de la inmoralidad.

Mas la disciplina no es el instrumento de la arbitrariedad; no es el medio de amedrentamiento, amordazamiento, no es instrumento de lucha de un grupo contra otro; no es el medio de defender posiciones, satisfacer egoísmos o eliminar competencias.

La disciplina se funda en la convicción ideológica y no en la arbitrariedad. La aceptación de la disciplina por cada militante no implica renuncia de sus derechos para dejarlos a discreción de los órganos respectivos. Nadie puede hipotecar su libertad. Sucede que cada militante condiciona voluntariamente su pensamiento y su acción a un principio ideológico y político determinado, asumiendo la responsabilidad de defenderlo y de aceptar las determinaciones de los organismos elegidos democráticamente, siempre que se ciñan a los principios rectores del aprismo.

La disciplina tiene que estar encuadrada en la línea doctrinaria del Partido, pues, apenas se aparta de ella, por una u otra razón, deja de ser democrática para lindar con la arbitrariedad y el totalitarismo.

Es en ese sentido que la militancia del Partido tiene que entender y comprender que la hora actual exige de cada uno de nosotros un trabajo político consciente, combativo y que en nuestras diferentes bases fomentemos el estudio de la ideología, fomentemos la unidad, la organización y la disciplina revolucionaria, que son los cuatro pilares para que el Partido ya desde el pueblo o ya desde el gobierno pueda realmente acometer y profundizar los cambios estructurales de nuestra corroída sociedad y realizar como decia el "Cachorro" Seoane "la revolución que el Perú necesita".
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