lunes, abril 23, 2007

EL PARTIDO DE GOBIERNO

Por: Germán Luna Segura - Director de la TRIBUNA

Curtidos por décadas en las duras labores de la resistencia y la oposición, no le viene siendo fácil al viejo partido de Haya de la Torre encontrar las fórmulas de la ideal relación partido-gobierno, cuanto más, si por un exceso de prudencia en un caso, o por las sombras de período del gobierno anterior en el otro, cada propuesta, cada nombramiento, cada sugerencia despierta las suspicacias o las iras de críticos y “caviares” que nos endilgan: voluntad de copamiento, defecto que le es aplicable a plenitud a ellos que están dentro, más que a nosotros que estamos fuera.

¿Qué debe hacer el partido que ganó la elección para poner en práctica su plan de gobierno? ¿Cuál es el marco de referencia programática sobre el que se implementarán los grandes proyectos, si los responsables no tienen la más elemental idea de que fines perseguimos? ¿Es acaso coherente suponer que “iluminados tecnócratas” enquistados en el aparato estatal por años, y sirviendo a gobiernos de los más diversos orígenes ideológicos, podrían llevar adelante una propuesta que no conocen? Dejémonos de hipocresías. Lo que subyace en cada crítica malsana o en la prédica propagandística de quienes no quieren ver a ningún aprista en el gobierno, es el viejo temor a que las cosas nos salgan bien y entonces se produzca la gran transformación que anunció Haya de la Torre en los años 20 y que llenó de terror a la vieja oligarquía limeña ahora reciclada en fórmulas políticas del más puro tranfuguismo pragmático.

No entienden, nunca entenderán que ese escenario de justicia social y de realizaciones es también un tiempo de bienestar para todos y que los esfuerzos para cerrar las brechas sociales e incorporar a las masas al proceso de cambio tienen como único objetivo impedir el desborde popular, canalizar la expectativa de la gente y darle un curso digno a la historia de nuestro pueblo. Es por eso que no debemos sucumbir ante la presión mediática de su prensa que acomoda su crítica y pretende dictarnos la agenda, que responde a intereses puntuales y que no es capaz de mirar a la nación como un todo.

El aprismo de estos tiempos, es un aprismo renovado y consecuente con el avance de la ciencia y la tecnológia, que reconoce el aporte de la modernidad, pero que no está dispuesto a dejar de lado el sentido ético de nuestro actuar por lo que seguirá alentando la activa e incondicional participación de nuestros cuadros y los mejores cuadros de la nación en el proceso de transformación que realiza el gobierno del Perú.

Por eso un nuevo Comité Ejecutivo Nacional resulta prudente y necesario porque relanza nuestra propuesta popular, vincula el discurso con el sentir de la gente, porque brinda espacios claros, abiertos y democráticos y porque será el punto de encuentro entre nuestra vieja prédica y la realización de nuestros ideales.

Vista así las cosas, el trabajo es y será duro. De nuestro lado y en el gobierno haremos fuerza frente a la corrupción. Señalaremos a los ladrones y no cederemos ante la impunidad. En todo caso, esa es la forma como reiteramos nuestro compromiso con el gobierno de los pobres que lidera el Presidente García, poniendo a su disposición lo mejor que hemos producido hasta ahora: cuadros que constituyen una vasta legión de hombres honestos y dispuestos a entregar la vida por su patria en medio de un país que no debería olvidar que el curso de la historia lo hemos señalado nosotros y que no hay cambio ni proceso que esquive al APRA.
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