RECUERDO DE UN MAESTRO
Por Rolando Pacheco Faura
Al leer sus memorias en su apasionante Testimonio personal, encontramos que es la síntesis de sus múltiples vivencias transmitidas a través de un conjunto de imágenes, juicios, impresiones y retratos, sin otro orden que el vivencial de su capricho y, si lo hubo, de su espontaneidad, siempre en acecho.
La presente obra también se conoce como Memorias de un peruano del siglo XX. El maestro Sánchez se cuidó mucho de manifestar que su Testimonio personal no es el producto de sus confesiones tal cual lo describe en el primer tomo de su obra, sencillamente porque no lo es. Algo más, el autor se esmera en señalar cómo era su vida, puesto que siempre fue prolijo al hablar de sus intimidades. Él es de los que creían en aquello que no llega por boca, oído y ojos. Así escribió y pensó este ilustre peruano que alguna vez tuve la suerte y el honor de conocer y, sobre todo, de degustar de la sal de su inteligencia a través de algunas tertulias, conferencias, artículos y múltiples obras que nos legó a las futuras generaciones.
Quien alguna vez tuvo la gran habilidad de alternar varios cargos a la vez, desempeñando en forma simultánea la responsabilidad de ser político, historiador, literato, profesor universitario y brillante parlamentario, no deja de ser un ejemplo para las nuevas generaciones del país y América. Al leer su obra, más que sus memorias pareciera que se tratara del testimonio de amigos que lo acompañaron a lo largo de su azarosa vida republicana. El Maestro Sánchez nació en la calle Monopintas (hoy Camaná), del Centro de Lima, en 1900.
Fue gran amigo del Amauta José Carlos Mariátegui, y cuando éste murió abogó en el Congreso de la República por otorgarles una pensión vitalicia a sus familiares, puesto que el Amauta pertenecía a una familia modesta económicamente. Por otro lado, cabe destacar que el doctor Luis Alberto Sánchez es parte de una generación de jóvenes brillantes de la época, tales como Raúl Porras Barrenechea, Jorge Basadre, Augusto Salazar Bondy, Manuel Seoane Corrales, César Vallejo, José Carlos Mariátegui y Haya de la Torre, entre otras personalidades que no nacieron para leer, sino para hacer historia.
“El maestro” fue militante del Partido Aprista Peruano y destacó como alto dirigente nacional, ocupando en la vía partidaria la presidencia de la comisión política del PAP.
Asimismo, podemos agregar que a lo largo de su vida política no solamente escribió múltiples artículos para el Perú y el extranjero, sino también muchas obras en relación con la vida y obra de Haya de la Torre, cuyos ejemplares fueron vendidos en diversos países y en las mejores universidades del mundo, especialmente en la de Pensilvania, donde alguna vez vendió parte de su biblioteca privada a través de uno de sus mejores biógrafos, el profesor americano Donald C. Henderson.
Para finalizar, debemos referir que los seis tomos de su Testimonio personal no son el fin de su producción intelectual; a ello hay que agregar muchas obras más, pero solamente nombraremos aquellas que son de carácter político, para efectos de que la juventud pueda leerlas y analizarlas:
1934: Haya de la Torre o el político (Ercilla, Santiago).
1938: Dialéctica y determinismo (Ercilla, Santiago).
1955: Haya de la Torre y el APRA (Del Pacífico, Santiago).
1958: El Perú, retrato de un país adolescente (Continente, Buenos Aires).
1969: Testimonio personal. Memorias (Villanueva, Lima), III tomos.
1982: Correspondencia Hay - Sánchez (Mosca Azul, Lima), II tomos.
1985: Sánchez tiene la palabra. Testimonio parlamentario (CDI, Lima), III tomos.
1993: Leguía, el dictador (Pachacútec, Lima).
1994: Sobre la herencia de Haya de la Torre, con la colaboración de Hugo Villenas (NovaPrint, Lima).
1997: A Bolívar. Escrito en 1969 (Instituto LAS, Lima).
Esperamos que este constructivo aporte a las nuevas generaciones sirva para conocer mejor el pasado republicano de nuestra Patria, gracias al ejemplo de uno de los intelectuales que mejor estudió la realidad peruana.
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