PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DEL PERU
Cuando un país tiene los valores cerebrales y morales de la educación, puede cambiar de rumbo, no le tiene miedo a competir con nadie, puede convertirse rápidamente. Lo que nos falta es eso, nos falta exigirnos más, nos falta tener una educación que nos imponga más sacrificio, más presión.
Yo he intentado toda mi vida pedirles a mis hijos más educación, más lectura, lo que a su vez mi padre me impuso. Él era un preso político en la isla El Frontón, que comía solamente un tazón de quaker por día y todo lo que pensó lo llevó a exigirme todos los días que leyera y a tomarme exámen y a conversar de esas lecturas. Yo le debo eso a mi padre todo eso y lo respeto muchísimo por eso, por haber sido un padre comprometido con la educación de sus hijos. Y eso es lo que tenemos que hacer por todos.
Yo soy padre de adolescentes, lo he sido, y entonces veo que a veces se dispersan, se pelean con el padre, se alejan de él, pero uno tiene que estar presente porque sino la pandilla se lo lleva y con la pandilla la muerte y sabe Dios que vida posterior, o sino la falta de pensamiento, la dispersión, la risa fácil. ¿Y qué será de ellos más adelante?.
El padre tiene esta obligación sacrificada, porque es una obligación de conflicto exigirle al hijo.
Cuando hay un niño entusiasta, que sabe que la vida puede ser suya y que el país avanza, ese niño va a saber para qué recibe este dato, para utilizarlo así o asá; si no lo memoriza, aprende a usarlo en la vida.
Necesitamos cambiar esa parte profunda de la educación que es la actitud. Yo por eso he peleado mucho con los historiadores, con los que escriben libros de historia para la secundaria y la primaria, que a veces nos muestran la imagen de un país al que todos le han quitado. Que me quite uno puede ser, que me quiten dos mala suerte, que me quiten cinco significa que soy un país para la derrota, no tiene sentido.
Todos tenemos que participar en el tema educativo. Los maestros con evaluación y capacitación, los padres en la construcción educativa, en la calificación y evaluación de la educación, en sus hijos en la casa, no abandonarlos.
Yo les decía que la educación tiene dos partes: una parte profunda que es la actitud, la personalidad del niño, y una segunda parte que es lo que recibe de datos, de información. Cuando hay un niño que está derrotado, que está triste, por gusto lo pone usted a recibir datos en el colegio; van a rebotar
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