Por Javier Barreda
DIARIO EXITOSA
El Apra está de moda. En La República, Enrique Patriau (“el Apra se prepara”) en un acotado análisis, y Steven Levitsky (“el Apra ha muerto”) con más subjetividad, “anti-alanismo” y poco análisis riguroso, escribe que si el Apra gana el 2016, llegaría “moribunda” (sic). El historiador Daniel Parodi (“El Apra nunca muere”, La Mula.pe) ha resaltado la dialéctica entre el partido y el líder, destacando la presencia joven en el Apra y su posibilidad de reposicionamiento en medio de alta antipolítica. El sociólogo Alan Salinas (“bad Luck, Levitsky”, Exitosa Diario), afirma que el Apra tiene una capacidad de regeneración diferente, ya comprobada en la historia.
Ayer Carlos Meléndez (“¿Cuánto vale la estrella?”, Perú 21) analizó ayer las diversas estrategias que el Apra ha usado en estas elecciones y el sentido futuro de un buen uso de la estrella como símbolo. Mirko Lauer (“Alan García III, la autoconstrucción”, La República) reflexiona sobre el posicionamiento del expresidente, la necesidad de encontrar un discurso no-ortodoxo económico y el conectar con un electorado que puede “obsesionarse por lo nuevo”.
Existe muy poco debate sobre la izquierda (¿se acabó?). Acción Popular y el PPC no son tema de análisis recurrente. El fujimorismo y el “acuñismo”, se han extendido, pero como que no son el modelo de partido a apostar institucionalmente.
¿Qué pasa con el Apra o qué se espera de este partido? Nuestra hipótesis es que ante los resultados electorales recientes, la desorientación del humalismo, la ausencia del outsider “salvador”, las posibilidades del fujimorismo en el poder y la fragmentación nacional, para muchos el Apra sería como una especial esperanza para liderar la vertebración del Perú desde la política. Estas reflexiones, muchas de alta pertinencia, deberían ser bienvenidas en el mismo Apra que necesita renovarse y que puede volver al gobierno en el 2016, cuya resultante debería ser fundamentalmente un buen gobierno; pero además un mejor partido.
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