Durante el mitin de la Fraternidad de 1972 del Campo de Marte, se cuenta que Carlos Delgado, asesor principal del gobierno de Velasco y exsecretario de Haya de la Torre, observaba desde las alturas de un ministerio. “¿Cómo pueden seguir creyendo en esto?”, renegaba viendo a miles de militantes que desfilaban ante el estrado principal.
Por Javier Barreda
Hoy 7 de mayo, el Apra cumple 91 años de fundación simbólica. El joven Haya de la Torre había lanzado en México un proyecto liberador contra el imperialismo y las oligarquías latinoamericanas y luego lo concretaría programáticamente en 1926 con su famoso artículo ¿Qué es el Apra? publicado en Londres. En 1930 la generación intelectual y obrera más elaborada del Siglo XX funda el Partido Aprista Peruano. Comenzó una historia política y social de esperanzas, infortunios y realizaciones; de oposiciones, persecuciones, alianzas y de dos gobiernos con Alan García después de Haya.
Durante las reformas de Velasco, así como en la dictadura de Odría, y más recientemente en los años del fujimorismo, el Apra fue sentenciado a morir. Cada época tuvo sus leales y sus héroes, sus diásporas, sus silencios y –por qué no decirlo- los que se rindieron y desertaron.
¿Cómo responder la pregunta desdeñosa de Delgado en nuestros tiempos? La militancia aprista tiene herencias, tradiciones, creencias y pragmatismos; referencias a legados que lo hacen diferente a otros partidos. Que lo sobreviven y lo aíslan simultáneamente a veces. Hablar de militancia, en un país con un solo partido, es sinónimo de aprismo; de una militancia que se amalgama en cada generación en formas y sentidos distintos, desde el viejo aprista que asiste a votar con sus nietos y las promociones que se hicieron apristas en los ‘70, ‘80, ‘90 y los jóvenes hijos de la democracia, las redes, el ascenso social y el mercado posfujimorista.
Reitero, aún falta el estudio interdisciplinario que explique al Apra. Ni panegírico ni un texto de odio, sino una explicación de la permanencia del Apra en tantos tiempos; cómo bajo tantas leyendas positivas y negativas, el Apra con dos congresistas brillantes, mermado en su “sólido norte”, puede incorporar ahora a 2,500 dirigentes jóvenes a su conducción en un proceso democrático amplio y posiblemente ser gobierno por tercera vez.
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