lunes, enero 13, 2020

EL ANTIAPRISMO

Escrito por Javier Barreda Jara

Primero, la presencia del APRA fue contra el poder de unas pocas familias privilegiadas que gobernaban el país. Segundo, esa masiva presencia popular aprista cortó las aspiraciones del europeizante marxismo, y así nació el odio de los que se sentían “intelectuales de izquierda”. Tercero, el militarismo vio un “ejército civil” ante las insurgencias protagonizadas por el aprismo. Ahora, ampliemos la existencia del antiaprismo en cinco escenarios sociológicos:

1. EL ANTIAPRISMO SENDERISTA. Producto de su fundamentalismo ideológico Sendero Luminoso asesinó a casi 1500 cuadros del APRA de forma artera y cobarde: al salir de sus casas o de su trabajo, aplicando su método terrorista para capturar el poder. ¿Estos ciudadanos asesinados representaban al “Estado burocrático-feudal”? Así lo definió y justificó esa “revolución mundial” de Abimael Guzmán que terminó con la capitulación más vergonzosa ante Montesinos. La razón para dinamitar la vida de jóvenes y adultos fue porque eran los mejores cuadros del APRA.

2. EL ANTIAPRISMO TECNOCRÁTICO. Nace de la clásica antipolítica de ciertos tecnócratas ante la observación de los cuadros del APRA que hacen mejores las cosas en el poder sin estudiar en Berkeley o Chicago. El protagonismo de la independencia e individualización del control quedaba caduco ante un APRA en el gobierno como partido que no solo gobernaba, sino fiscalizaba y limitaba el poder tecnocrático. Por ello “que no vuelvan”. Esto demostró una cosa, que estando el APRA en el poder, este antiaprismo se diluye o se acomoda obedientemente.

3. EL ANTIAPRISMO CAVIAR: Se hereda de familias con poder y que se auto marginaron de su matriz con fines políticos que no lograron proyectos duraderos. Desdeñosos ante la “falta de clase”, acusan al aprista de ser insensible ante los derechos humanos y de no ser tan “ecologista” (a pesar de que creamos el Ministerio del Ambiente). No se debe descartar algún “clasismo escondido” ante lo popular y mestizo de los apristas. Se cuestionan con una pregunta que no hallan respuesta: “Si somos mejores, sabemos más y somos más regios ¿por qué el APRA nos gana la calle”?

4. EL ANTIAPRISMO MEDIÁTICO: Nace más de los editores que de los dueños de los medios (aunque también los hay a veces de estos últimos). Tienen muchas razones, buscan la supremacía del medio (y su poder) sobre la política. ¿Acaso no decía Weber que el periodista político “opinólogo”, es una forma de “profesionalización de la política”?. En general golpean al APRA porque “vende” y se autorregulan según el avisaje estatal que brinde el gobierno de turno.

5. EL ANTIAPRISMO NEOLIBERAL: Pondera al APRA cuando habla de crecimiento y confianza, pero le disgusta cuando se opone a la ampliación de derechos laborales, especialmente a los jóvenes. Es reactivo si el APRA propone y se moviliza por una mejor distribución o la democratización de servicios básicos. Como que es mejor un APRA que se porte “correctamente” en algún CADE.

CONCLUSIÓN: El APRA siempre llevará una gran carga ante un evento electoral porque tiene historia y enfrenta al antiaprismo. Pero lo bueno es que ese antecedente histórico está vivo en cada hogar por el abuelo, los padres o los hijos. En ese latido, aprista o no, radica el gran secreto de su existencia.

NOTA IMPORTANTE: Es necesario precisar que este escrito corresponde íntegramente al c. Javier Barreda, un gran aprista, cuya muerte temprana y repentina acaeció el 3 de junio del 2019. 
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