Comba asesina

¿Hasta dónde piensan golpear los fujimoristas?

La extradición decidida por la Corte Suprema chilena no solo nos trajo de vuelta a Alberto Fujimori sino, también, las actitudes prepotentes de sus seguidores, quienes creen que ha llegado el momento de volver a mostrarse como antaño.

A los reclamos exagerados sobre la prisión en la Diroes, o la intención de los parlamentarios fujimoristas de meterse como sea a dicho recinto, se sumó ayer el comentario grotesco de Martha Chávez de que "yo misma hubiera ido con mi comba" para destruir el monumento 'El ojo que llora'.

Conozco el estilo. Durante la última campaña electoral, al día siguiente de que en RPP le hiciera algunas preguntas a un candidato fujimorista que seguramente las consideró incómodas, me emboscó una turba de medio centenar de fujimoristas con pancartas con mi foto e insultos en la puerta de la radio.

Nada comparado, sin embargo, con la barbarie que aplaude la ex congresista Chávez, lo cual constituye un riesgo que se puede repetir ahora que ya no cuentan con los instrumentos del poder de los que gozaron -y abusaron- durante los años noventa, y se encuentran muy confundidos porque 'el Chino ya volvió' y no se está produciendo el renacer al que aspiraban.

No todos los fujimoristas creen, sin embargo, en dicha opción. Eso fue lo que pareció transmitir, ayer mismo, el congresista Santiago Fujimori cuando negó que la extradición de su hermano vaya a cambiar el comportamiento de su bancada en el Congreso, intentando modificar de ese modo el tono de chantaje que tuvieron, el día previo, su sobrina Keiko y sus colegas Rolando Sousa y Carlos Raffo.

La relación tan cordial que han tenido hasta el momento el aprismo y el fujimorismo va a atravesar por tiempos complicados en función de la trayectoria del juicio al extraditado. Parece que ganas hay, sin embargo, de llevar la fiesta en paz, como lo demostraron ayer el presidente Alan García y Santiago Fujimori.

Hoy, la interpelación al ministro Luis Alva Castro será la primera oportunidad en la que los fujimoristas podrán demostrar, en los hechos, hasta dónde piensan golpear con su comba.