martes, agosto 07, 2012

Solucionética - Hipocresía a la peruana

Por Luis Zaldívar

El incidente protagonizado por un grupo de frívolos conductores de televisión chilena[1] que por buscar un par de puntos de rating han jugado con los estereotipos del pueblo Bora[2] ha causado el pánico generalizado de buena parte de peruanos. La defensa nacionalista ha sido mediáticamente encabezada por Beto Ortiz , quien ha tildado justamente de imbécil a uno de los conductores de televisión chilenos por burlarse de los peruanos Bora[3]. En tan sólo un par de días, el carga montón frente al pésimo reality-show que dio origen a la disputa ha logrado que la televisión chilena lo cancele y que el embajador chileno pida disculpas a nombre del país[4]. ¡Misión cumplida peruanos!...Pero ¿allí quedo todo?



Pocas veces saco mi credencial de antropólogo para validar mi autoridad para hablar de un tema, pero debo afirmar que los peruanos tenemos poco de qué alegrarnos con esta situación, puesto que nosotros mismos la hemos incentivado.

El reality show Amazonas no hacía nada más que exacerbar la visión aislacionista y proteccionista impulsada desde un sector de las ciencias sociales, ONGs y departamentos gubernamentales encargados de proteger la pobreza en la selva peruana. El reality estaba basado en la idea de un grupo de “famosos perdidos en la selva” que son aceptados por un grupo de “nativos aislados” con costumbres que –según la descripción del show- “incluyen bailes y cantos que los hacen muy atractivos”. La filosofía subyacente era la de ubicar a una serie de occidentales alrededor de “buenos salvajes” que los harían compartir de su comunismo primitivo y aprenderían sus beneficios. El punto culminante de la fábula era el enamorar a un “buen salvaje” con una actriz chilena que se dedicaba a provocarlo sexualmente para luego llevárselo a Chile como estrella del nativismo internacional[5].

Nada de lo que este show promovía es muy diferente a los paquetes de “turismo vivencial” que promueven los empresarios turísticos peruanos y extranjeros, en los cuales se ofrece una versión artificial de la vida en la selva, sin narcotráfico, ni madereros y mineros ilegales, ni desnutrición crónica. No debería ser ninguna sorpresa para los peruanos que el señor Aroldo Miveco, el “Bora atrasador” de la televisión chilena, no era más que un guía turístico de la zona. Lo más común es que los pobladores maniobren la condescendencia occidental promovida por ONGs europeas y repetidas por cierto sector de la clase alta limeña para satisfacer sus propias necesidades.

Si queremos que la televisión chilena deje de ver a los peruanos de la selva como seres atrasados congelados en el tiempo, es importante que los peruanos dejemos de vender esa imagen. Más allá de los premios que pueda ganar Claudia Llosa vendiendo mitos serranos con La Teta Asustada, o de los turistas que nos pueda traer seguir alucinando que el Ayahuasca es una planta sagrada, la lección a aprender de nuestro desencuentro con éste programa de televisión chileno es que no se solamente de decir que los peruanos no somos piojosos, sino de dejar de vender pobreza y exclusión como una virtud nacional.

A la ignorancia de algunos chilenos que están al nivel de Laura Bozo y Magaly, no podemos reemplazarlo con más hipocresía, aunque sea hipocresía a la peruana.

De taquito: Existe el argumento que las cifras de reducción de la pobreza corresponden a Lima y a la costa norte. El último informe del INEI desbarata esa hipótesis, dado que la pobreza en la costa se redujo 11.5% en cinco años, mientras en la selva se redujo en 20.6%.
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