jueves, abril 10, 2014

LA OBSESIÓN INHABILITADORA

 
Escribe: ENRIQUE VALDERRAMA
 
Cuando el Nacionalismo llega al poder en­cuentra un país con ingentes reservas, abier­to al mundo y creciendo al 8%. Dado ese escenario, los Humala podían plantearle al país la meta que hubiesen querido: hacerlo soñar con en­trar al primer mundo, con erradicar completamen­te la desnutrición infantil, con arrinconar a la po­breza o con duplicar el nivel de la educación pública.
 
Lamentablemente, sus primeros reflejos una vez instalados en Palacio sólo los condujeron a una inquietud: “¿cómo nos quedamos?” Por esos días empezaba ya el ocaso de Hugo Chávez y había que buscar métodos más sutiles, por lo que deci­dieron ensayar la salida del kirchnerismo a la pe­ruana: sobreexposición del cónyuge para mante­nerlo como candidato permanente, a fin de conservar el poder vía la alternancia marital. Op­taron, pues, por tratar de imponerle al Perú el es­quema de la “reelección conyugal”.
 
De ahí a identificar como el principal escollo al APRA y a Alan García para arribar al éxito de la estrategia continuista hubo sólo un pequeño paso. Lo dieron, promoviendo a un joven am­bicioso, y sin ninguna trayectoria pública, y lo convirtieron en un leal y servil sicario político que tocó la “gloria” al presidir la Mega Comisión. Tras cada paso en falso en la estrategia del am­bicioso Tejada, esta se volvía una prioridad ma­yor para los Humala. Se obsesionaron con inha­bilitar a Alan García y fueron perdiendo de vista los magros indicadores sociales de su ges­tión, la desaceleración de la economía y el au­mento alarmante de la inseguridad. Debido a ello, el apoyo popular se diluyó, reduciéndose en los últimos doce meses a la tercera parte.
 
Pero su obsesión inhabilitadora no sólo les hizo perder el norte sino que empujó al bisoño Tejada, su sicario de primera línea, a incurrir en violación al debido proceso. Dos sentencias previas dieron clarinadas de alarma, el inexperto y servil Sergio no les prestó atención, sólo tenía cabeza para sacar adelante un informe negativo a García, aunque fuera ilegalmente. El resultado ya es conocido: todo ha sido declarado nulo por no respetar el debido proceso. Ayer, el “líder” de la Mega Comisión llama a la democracia –de la cual es representante– “de­mocracia criolla”; al parecer la frustración le ha resucitado un lenguaje estalinista y reaccionario. Desde su Twitter, Tejada, en actitud poco republi­cana, petardea al Poder Judicial. En ello también incurren Humala y Fredy Otárola quienes, a pesar de presidir los poderes Ejecutivo y Legislativo, pre­sionan a la justicia peruana sólo porque ésta última hizo respetar los derechos fundamentales de un ciudadano, ex presidente de la República, además. Al parecer no les va a quedar alternativa mejor que curarse esa extraña patología que se expresa en la obsesión inhabilitadora de Alan García.
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