jueves, abril 10, 2014

Tejada: un gran alanista

Escribe Agustín Haya de laTorre

El APRA comete el grave error de no valorar adecuadamente la insigne figura de Sergio Tejada. Nadie como él produce tanto desconcierto en la política nacional. Cuando humalistas, toledistas y fujimoristas sumaban los votos más que suficientes para inhabilitar al expresidente Alan García Pérez, el megacongresista los dejó en el aire.
 
Nadie como él pudo demorar más de dos años, luego de revolver cielo y tierra, para no resolver algo tan elemental como si lo citaba en calidad de investigado o de testigo.
 
Tal cosa no debía resultar algo muy difícil de establecer, de acuerdo con las innumerables declaraciones públicas de los voceros del gobierno desde la campaña, absolutamente seguros de la culpabilidad del expresidente, aun antes de investigarlo. No contaban con el distinguido antropólogo, que jamás pudo definir los cargos por los que lo acusaba. Recurrió como refugio jurídico a supuestas infracciones constitucionales tan gaseosas que hasta creó una nueva categoría: lo encontró “vinculado” a ciertos hechos.
 
Cuando García concurría a las citaciones, las reuniones parecían un té canasta. A esas alturas el megainvestigador no le podía decir qué delitos habría cometido, para luego reconocer insólitamente que apenas el dos por ciento de esas declaraciones sirvieron para acusarlo.
 
Cuando el juez del Quinto Juzgado Constitucional, el mismo que anuló la investigación parlamentaria a Javier Diez Canseco, expide dos sentencias donde exige que se respete el debido proceso, olímpicamente no les hace caso.
 
Entre las novedosas contribuciones de don Sergio a los anales parlamentarios, no puede dejar de mencionarse que su testigo principal, el tal “Brasil”, que denuncia la corrupta red de narcos indultados, que recorría todas las redacciones de los medios y aparecía en cuanto programa de televisión existe, jamás fue citado a la Comisión. Encima sus promotores lo ayudan a salir del país y, ya fuera, se desdijo de sus acusaciones. En este punto el aludido se supera así mismo, pues anuncia que posee las grabaciones de sus entrevistas con el expresidiario, que nadie conoce hasta ahora.
 
Cuando el juez anula definitivamente el “demoledor” informe final, el buen Tejada no se rinde. Sin darse cuenta que ya no existe la “Mega” como suele llamarla cariñosamente, la cita para una reunión fantasma, de la que sale con la propuesta de reactivarla.
 
Para demostrar la seriedad de su trabajo, suelta la bomba de la corrupción en Sedapal. Denuncia a un funcionario por trasladar fondos al Gran Caimán. Luego de mantener en suspenso a todo el mundo, la gente toma nota que el caimán no califica ni para lagartija. Se trataba de alguien designado por el gobierno de Alejandro Toledo que realiza una transferencia privada a la sucursal del Banco de Crédito en dichas islas, para colmo durante el gobierno actual. Para ser justos, solo Javier Velásquez reconoce su valía, al punto que le promete públicamente prestarle sus asesores para la próxima.
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