Por Eli Castelo
Estas líneas no son más que el grito de guerra contra los que, aprovechando un escándalo de personas, quieren vincular a una institución que tiene 90 años de historia dedicada a favorecer a los que menos tienen y que estuvo y está compuesta por millones de peruanos de buena voluntad y decencia. Millones que no merecen verse manchados por actos que se circunscriben a poquísimas personas que no han sabido estar a la altura de los ideales del Partido del Pueblo. Para el APRA, primero está El Pueblo.
Comenzaremos diciendo que a quien se le tiene dar explicaciones es a la gente, al pueblo. En ese sentido El Pueblo tiene que saber que las responsabilidades personales no se le pueden atribuir a una institución. En este caso el Partido Aprista. No vamos a entrar en nombre y acusaciones. Solo les voy a decir que ha habido muchos casos en los que los delitos o acusaciones puntuales hacia personas, con nombre propio, no mancharon honras institucionales.
La iglesia católica, por ejemplo, y las acusaciones contra curas por pedofilia. Casos puntuales, con nombre propio, acciones concretas, y en las que a nadie se le puede ocurrir que el Papa tenga o conocimiento del hecho (antes que se dé) o de su consentimiento para que tal o cual persona actué de esta manera. En estos casos la institución ha optado por diferentes acciones contra los acusados. El APRA siempre ha deslindado, separado o expulsado a quienes han cometido actos que podrían manchar a la institución.
Las Fuerzas Armadas en los 90s y Montesinos. Los militares, que se hicieron soldados de la patria en sus años jóvenes y después firmaron un acta de sujeción a la podredumbre de Montesinos, enjuiciados, condenados y varios purgando cárcel, no macharon batallas ganadas, héroes de la patria y la esencia de una institución que todos amamos y respetamos. No se puede tirar y pretender manchar años de heroísmo de las fuerzas armadas por una banda de facinerosos vestidos de uniforme. El APRA siempre ha deslindado, separado o expulsado a quienes han cometido actos que podrían manchar a la institución.
El Periodismo Peruano y los 90s. Titulares agrediendo políticos de oposición, líneas editoriales de periódicos, radios y los principales canales de televisión entregados a fajos de billetes robados a todos los peruanos. ¿Se acuerdan? Una década, casi completa, en la que los ojos de la gente se distorsionaron por las plumas, las cámaras, los micrófonos y el talento periodístico comprado. Personas, periodistas con nombre propio que se dedicaron a llenar de barro sus redacciones; y ni todo eso podría manchar una historia llena de gente buena y acciones solidarias de una institución como es el Periodismo Peruano. Varios de esos periodistas se fueron a la cárcel. Todos conocen sus nombres. Personas, acusaciones puntuales. Se fue a la cárcel el mal periodista, no el Periodismo Peruano. El APRA siempre ha deslindado, separado o expulsado a quienes han cometido actos que podrían manchar a la institución.
Claro está, hay intereses de los rivales políticos y alguna prensa con claro tinte anti aprista por celebrar que algunas acusados tengan carnet aprista y estén mencionados en un escándalo mediático. Pretender decir que el APRA como institución está involucrada en un escándalo por acciones de algunos militantes es delirante, pero muy bueno para quienes ven siempre la forma de impedir que el Partido del Pueblo pueda llegar a palacio por tercera vez. El APRA no se mancha.
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