Néstor A. Scamarone M.
Creo entender o al menos esa es la imagen que nos da la política peruana o para hablar con propiedad, algunos pocos peruanos conflictivos y tóxicos que con sus personalidades llenas de envidia, odios, venganzas, insatisfacciones frustradas, complejos de inferioridad freudiana y psicopáticos, envenenan el mundo de las relaciones humanas y por ende hacen del Perú y/o de sus relaciones con sus semejantes, un mundo denso, enrarecido que destroza el alma respirarlo, y ya a veces, casi inhabitable…Yo nunca he ganado con los defectos del otro, gano con los méritos que puedo exhibir, eso parece política de otro nivel. Si yo tengo que convencer a todos de que el adversario es un estúpido para que me vean inteligente, he perdido.
Alan García.
La violencia y la actitud conflictiva -ese huevo del que nace la muerte física o espiritual- está incrustada incluso en el lenguaje, los gestos, las tendencias culturales y en los gustos primarios. Sigue siendo el principal argumento de infinitas formas de entretenimiento, e incluso casi lo único que vertebra a los vídeo juegos. Y todo este culto a la destrucción, bajo todas sus manifestaciones, es la base que sostiene la punta del iceberg que supone la catástrofe de algunas relaciones humanas por culpa de las personas tóxicas y conflictivas, ejemplo: con la esposa, el familiar, el amigo el correligionario político o simplemente el prójimo a quien hacen infeliz….
Hay una, todavía, más ancha, profunda y, por lo mismo, casi indeleble promoción de la violencia y vida de conflicto. La creación del particularismo, de la diferencia justificadora de la excepción y de inmediato otorgadora de la condición superior sobre los demás. El querer identidades idénticas a tu identidad, clientela pues sumisa para que tu poder aumente en proporción equivalente a la pérdida de la posibilidad del otro; su debilitamiento hasta la extinción de la diferencia. Incluso la exacerbada competitividad genera raudales de contrasentidos y desavenencias.
Una vez rebuscado el origen, la entraña del ilimitado extravío que supone la violencia y la actitud de conflicto en nombre de algún interés económico oculto o disfrazado de bondad, o de alguna creencia, siempre a erradicar si considera a la violencia en todas sus manifestaciones físicas o verbales como instrumento o renta, no estaría de más asomarnos también al largo plazo. A la creación de un estado de opinión que no sólo deje de divertirse con la violencia y el conflicto, sino que la considere una vejación de todos y cada uno de nosotros.
Les aconsejo a mis “cercamos prójimos”, que para mantenerse dentro los márgenes mínimos de salud mental, hay que evitar “engancharse” con los conflictivos pues en el proceso se pierde mucha energía, misma que nos hará falta para la realización de nuestros proyectos. Hay gente que se pierde en el conflicto y pierde su alegría de vivir y sus objetivos. Para evitar engancharse con un conflictivo (a), la persona tiene que buscar estar siempre lo más sano (a) posible, emocionalmente hablando, mantener una muy buena actitud, desengacharse y evitar toda relación con el violento y/o conflictivo.
Transcribo tres notas interesantes a tomar en cuenta:
“VAMPIROS EMOCIONALES: Los expertos las clasifican como ‘vampiros emocionales’, “por su gran capacidad de absorber la energía positiva, el buen humor de las demás personas, y dejarlas deprimidas o amargadas”. comenta la psicóloga Gina Fabre.” Sic.
“Son seres infelices, llenos de sentimientos de culpa y vergüenza, de temores y dolores. Tienen prejuicios y son agresivos porque sienten un malestar”, detalla la psicoterapeuta Glenda Pinto. Sic
Eso los vuelve egoístas, manipuladores, tremendamente demandantes, hostiles e histriónicos. Un individuo que le roba la energía positiva a otro, es porque no desea felicidad, alegría y sosiego para los demás. Razón por la que intenta desmotivar a todo aquel que se muestre positivo ante él”, Santillán. Sic.
La primera piedra del edificio de la paz es un vitalismo activo. El respeto al ser humano, con valor supremo, lo será por estar vivo y no por la personalidad que le den el sistema, las ambiciones oscuras o los complejos de inferioridad de los seres conflictivos y tóxicos.
Mucho menos por la geografía de su nacimiento.
Hasta que nuestras culturas actuales -las más violentas, arrogantes y en consecuencia destructivas de la historia de la Humanidad- no inyecten en sus venas vitalismo a raudales volverá muchas veces el conflicto por la envidia y los odios a en sus diferentes formas y al servicio de diferentes oscuros intereses, está en nosotros inyectar ese vitalismo de la paz y la tolerancia, empecemos en nuestro Perú y alejémonos de los tóxicos y conflictivos.
Empezar por el Congreso, escuela de algunas pocas personas violentas, estúpidas, conflictivas y tremendamente tóxicas…
¿Y tú, tienes opinión…?
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