Escribe: Eudoro Terrones Negrete
Como pocos partidos de izquierda democrática, el Apra ha demostrado a propios y extraños, ser la fuerza política más importante e histórica, que se mantiene en su línea y a pie firme, durante 94 años de lucha revolucionaria, desde su fundación por Víctor Raúl Haya de la Torre el 7 de mayo de 1924, en México.
Para el fundador del aprismo, Haya de la Torre: “La historia no es sólo la memoria del mundo, sino algo más; es su propia conciencia. No es sólo el recuerdo acucioso y detallado, catalogal e inerte, sino, expresión inteligente y creadora, plasma vital de nuevos organismos sociales…” “Por eso la historia es inseparable de la Política”, y “Por eso también la historia es inseparable de su Espacio y de su Tiempo. Y ellos –inseparables entre sí- completan la concepción relativista que añade una nueva y esclarecedora categoría dimensional a la moderna exégesis dialéctica de los fenómenos históricos…”
El aprismo constituye un gran movimiento con historia, doctrina, ideología, filosofía y programa de gobierno propio, sin ser calco ni copia de otras realidades, sino “creación heroica” desde la intransferible realidad peruana e indoamericana.
Nadie podrá quitar al aprismo el extraordinario e indiscutible mérito de ser creador de historia, forjador de generaciones de líderes con convicción, fe y mística por la justicia y libertad de los países de Perú e Indoamérica.
El Apra tiene una limpia y ejemplar trayectoria de lucha sufrida y expuesta a los mayores peligros, a las mayores adversidades y confrontaciones con las clases oligárquicas y plutocráticas.
El Apra es un partido que transforma la historia política y social de Perú y de América Latina con una pléyade de líderes de primer nivel en calidad moral, calidad profesional y experiencia política. Por mucho tiempo, sus militantes y dirigentes experimentaron en carne propia las más brutales persecuciones e injusticias, precisamente por mantenerse leales al partido y a la causa del pueblo que exigía solución a sus problemas. Su gran legión de mártires nos releva de mayores pruebas.
Como partido histórico el aprismo ha recibido la influencia y el enriquecimiento de sus tesis políticas y programas sociales procedente de diversas fuentes: de la Reforma Universitaria de Córdova (Argentina),la Revolución Mexicana, de Francisco González Vigil, Manuel Gonzáles Prada y de Simón Bolívar Palacios en cuanto a su visión de la unión continental de nuestros pueblos indoamericanos y que debería culminar con la integración de los Estados Desunidos del Sur.
A lo largo de sus noventicuatro años de existencia (1924-2018) los apristas supieron mantenerse en pie de lucha contra la injusticia social, la ignorancia y los problemas sociales y económicos, No traicionaron a sus principios, no se desviaron de su primigenia orientación y singular derrotero, no se vendieron a ideologías de otros continentes, no adularon ni engañaron al pueblo con falsas promesas. Supieron preparar sus cuadros juveniles para continuar la magna obra, como principales protagonistas en la historia política y social de Perú y de Indoamérica.
Algo más. Supieron morir de aprismo, con mucha autoridad moral, para exigir a quienes vengan después, muestras de consecuencia, transparencia política, voluntad de sacrificio, desinterés a toda prueba, mística y fe en la causa del pueblo, capacidad de respuesta al adversario, denuncia a los traidores y tránsfugas y compromiso responsable con el interés de la inmensa mayoría nacional e indoamericana.
Y en este punto vale la pena recordar las expresiones de Haya: “Los muertos, nuestros maestros, levantaron a nuestro partido a los planos de las obras inmortales. Y nosotros les debemos a ellos eso: que nuestro partido sea, como fuerza histórica, algo eterno” (Obras completas).
Eudoro Terrones Negrete:
Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales Periodista profesional colegiado. Bachiller en Ciencias de la Educación. Magíster en Docencia Universitaria y Doctor en Educación
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario