Estimadas Susana y Marissa, les escribo porque, como decenas de miles de limeños que vivimos en los Conos de la ciudad, hoy día debo pasar unas cuatro veces por los Peajes de la Panamericana Norte y Evitamiento.
Me acabo de levantar y ya estoy haciendo los cálculos del dinero que necesito disponer para pagar los Peajes. Al hacerlo, las recuerdo nítidamente en la campaña electoral para la Municipalidad de Lima en su “combate contra la corrupción”, sus feroces y estridentes condenas a “los políticos corruptos” que “trafican con las necesidades del pueblo”. Recuerdo a Gustavo Guerra García afirmando sonriente en TV que habían llegado a la política peruana “para cambiarla y moralizarla totalmente”.
Ya en mi carrito de segunda, mientras veo a lo lejos las Cabinas construidas por Odebrecht, recuerdo sus públicas indignaciones contra los que “meten las manos en los bolsillos del Pueblo a través de contratos corruptos”, las veo rodeadas y felices de actores, músicos, comediantes, escritores, todos ellos respaldándolas “contra los corruptos” y dando fe pública que ustedes representan en la política peruana a la “decencia y la ética”
Mónica Sánchez, Gustavo Bueno, Santiago Roncagliolo, Christian Thorsen, entre otros les construían ese simpático aire de superioridad “moral ”que les permitía tratar a los adversarios políticos por encima del hombro, cual desperdicio.
Al momento de pagar juntando centavo por centavo todo el sencillo que logramos recolectar en casa, las recuerdo ya en sus cargos públicos, defendiendo todos los contratos, todas las concesiones, mostrando papeles de ”la más grande inversión privada que ha recibido Lima”, enfrentando a la “oposición mafiosa y obstruccionista” que no comprendía el bien que uds le estaban haciendo a nuestra querida Lima. Uds tenían y tuvieron toda la información y votaron y conocieron todos los entretelones de los “limpios contratos” que firmaron y apoyaron política y legalmente con sus votos en las sesiones del Consejo Metropolitano de Lima.
Ya he pagado mi peaje y sigo mi camino a ganar el pan de cada día para mi numerosa familia.
Vistos los hechos posteriores, no he querido usar ningún improperio ni ningún adjetivo subido de tono. Sólo puedo decirles que, en los sectores populares, no tengan la menor duda que cada vez que pasan por los benditos peajes, mucha gente puede estar acordándose de sus santas e inocentes madres.
"Padre de familia de Lima Norte”
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