viernes, junio 23, 2006

El TLC y los temas sociales

Luis A. Giampietri Rojas
Vice-Presidente Electo

Los tratados internacionales de comercio no se reducen a temas económicos, también contienen obligaciones de carácter laboral, a través de sus cláusulas sociales.

Estas cláusulas sociales se han incorporado para evitar el “dumping”, negar la justa retribución al trabajador, que es un medio ilícito de ahorrar costos para obtener precios más competitivos.
Pero esta protección laboral en los tratados de comercio surge para garantizar que no se compita deslealmente con el otro país; no tiene como finalidad que los trabajadores y sus familias se beneficien del crecimiento económico.

Sin embargo, la justicia y la equidad exigen extender los beneficios del comercio internacional para superar las causas de la pobreza, promoviendo el trabajo digno y honesto.

En la Unión Europea se premia la inclusión en las planillas de los que se encuentran desocupados. La OIT considera que las cláusulas sociales en el actual sistema de expansión económica internacional deben dotar de pleno empleo a los sectores sociales que más lo necesitan.

Y en Latinoamérica hay un ejemplo de solidaridad en los tratados de libre comercio, con las “cláusulas para corregir asimetrías”, por las que Colombia, como economía relativamente más fuerte, compensará las economías de los países centroamericanos, para contribuir en generar empleo y erradicar la pobreza en sus naciones hermanas.

Este siglo XXI nos muestra mayor polarización económica en la sociedad peruana: más que antes, más pobres y menos trabajo. La indigencia es sociocultural, no sólo económica. Y produce riesgos de inestabilidad política, porque desalienta reacciones y resistencias contra la demagogia subversiva.

De un lado, hay una deuda impaga con los sectores sociales menos favorecidos, y del otro, un balance doloroso y sangriento que todos padecimos por el terrorismo comunista no hace mucho. Debemos abrir los ojos para buscar soluciones.

Pero sin caer en el espejismo de las recetas de la CVR, inspiradas desde la ideología marxista y por la conducta revolucionaria de sus mentores.

Por eso manifesté en mi artículo anterior (“La opción política”) que me alisté en política motivado por el terrible problema de la utilización de nuestros jóvenes al servicio de aventuras terroristas, y así poder plantear alternativas que promuevan la solidaridad entre los peruanos.
Con la conciencia de que si los problemas sociales permanecen irresueltos, amenazarían con desestabilizar el orden político. Y que para esto el tiempo es cada vez más corto.

No es suficiente que el TLC con los EE.UU. consagre como cláusula social tan sólo la obligación de cumplir las leyes laborales en vigencia para evitar el dumping, porque estamos perdiendo la oportunidad que nos ofrece la apertura del comercio globalizado.

El Estado peruano se privará de ingresos por la liberación del comercio con los EE.UU., se le restarán recursos para su tarea de redistribución social. Como contraparte, los EE.UU. –la economía más fuerte– debe equilibrar los beneficios que obtendrá por la mayor ganancia de sus empresas exportadoras.

El Estado norteamericano debe cooperar con fondos generosos de inversión social para el Perú. Su experiencia en el desarrollo alternativo en las zonas cocaleras debe reorientarla a programas de cooperación para el desarrollo sostenido del Perú.

Por eso, debe preverse la extensión de las cláusulas sociales del TLC, cuando la oportunidad de su revisión sea oportuna de acuerdo a lo pactado.
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