Escribe Maricarmen del Río
La Unión Europea constituye el proceso de integración regional más importante y complejo de nuestro tiempo, que ha dado origen a la conformación de un nuevo orden “supra nacional” sin precedentes.
La Europa comunitaria no solamente es un espacio geográfico y económico, sino una comunidad de culturas y de valores que se planteo la idea de unificación desde la Edad Media y que se convirtió en una realidad irreversible a partir del siglo XX.
La mayoría de los autores coinciden al señalar que la explicación a esta idea constante de unificación europea, se debe a la existencia de elementos comunes en su pasado histórico y cultural.
Entre otros se encuentran, el contar con creencias religiosas comunes sustentadas en el cristianismo, el mantener un pensamiento político homogéneo, raíces jurídicas comunes, una tradición humanista; y el haber pasado por guerras fraticidas que culminaron con los dos conflictos mundiales más relevantes de la historia moderna.
De ahí que el nacimiento de la Unión Europea se identifique históricamente con el desenlace de las dos guerras mundiales en Europa y con la necesidad de garantizar una paz duradera en el continente.
La crisis económica que atravesaron los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, dio fin a la hegemonía política, económica y militar que Europa mantuvo durante muchos años. La necesidad de la reconstrucció n europea, la contención del expansionismo soviético y el interés por fortalecer a Europa frente al mundo, dieron inicio al proceso de integración y unificación más importante de la historia.
Si bien es cierto que las primeras comunidades europeas (la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA); la Comunidad Económica Europea (CEE), y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM)) se constituyeron con fines primordialmente económicos, los Tratados que les dieron origen (de Paris de 1951 y de Roma de 1957) son el reflejo de que los esfuerzos de unificación no sólo encontraron fundamento en razones económicas, sino que fueron producto de la visión de varios de sus fundadores, que supieron encontrar en Europa los elementos comunes para una integración mucho más amplia.
La historia de la Unión Europea se inicia oficialmente el 9 de mayo de 1950, con la denominada “Declaración Schuman” que hace referencia al discurso pronunciado por el entonces Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, a quien se le ha considerado como el padre de Europa.
El histórico discurso fue elaborado también por Jean Monnet, entonces Comisionado General para la Modernización de Francia. Ambos abogaron por el denominado “método comunitarios” es decir, por una visión integracionista que trascendiera los términos mercantilistas, para plantear una Europa vertebrada por la armonización de las políticas económicas, la constitución de un Estado social y la asunción común de retos políticos que respetaran las diversidades nacionales.
Schuman y Monnet, junto con otros políticos humanistas como Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi, o Georges Bidault, compartieron una visión de Europa como una comunidad de valores que reconoce como principios fundamentales el respeto a la libertad, la paz, la dignidad humana, la igualdad y la justicia social. Para asegurar estos valores, vieron la necesidad de una configuración política moralmente convincente y de una política solidaria que fortaleciera el sentimiento común europeo.
Desde su llegada al Quai d’Orsay, en 1950, Robert Schuman se centró en impulsar el proceso de integración del continente europeo. Además, como jurista convencido de la acción civilizadora del derecho, se centró en potenciar las instituciones preexistentes para estrechar los lazos entre los países europeos. Schuman sostuvo siempre que Europa no podía considerase como tal, hasta que se desmoronara el totalitarismo y todos los europeos acertaran a reunirse en el seno de los valores democráticos compartidos.
Mientras tanto, Jean Monnet desarrollaba una propuesta para la creación de una autoridad supranacional responsable de la administració n de la producción del carbón y del acero, cuyas resoluciones adoptarían fuerza ejecutiva en el territorio de los estados en conflicto por la cuenca del Ruhr: Alemania y Francia. También Georges Bidault, uno de los artífices del Plan Marshall y quien precedió a Schuman en el cargo de Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, había desarrollado un proyecto de Unión Aduanera, mucho más considerable que el Benelux, que involucraba por primera vez a Francia y a Alemania en un plan de integración con amplia vertiente institucional. Basado en los mismos principios que sus compatriotas democristianos, Bidault propuso la creación de un Alto Consejo Atlántico para la paz, unos días antes de que Schuman pronunciara su histórico discurso.
La integración del organismo que dio origen a la Unión Europea conocido como la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la CECA fue suscrita por los seis miembros fundadores de la Unión: Alemania, Francia, Italia y el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). La adhesión de Alemania, que apenas en noviembre de 1948, se había convertido en un Estado soberano, no hubiera sido posible de no ser por el entonces canciller de la República Alemana Occidental Konrad Adenauer.
La figura de éste célebre humanista, que encontró una Alemania devastada por la guerra y que, en menos de dos decenios, la devolvió a su histórica posición de preeminencia continental e internacional, fue fundamental en el origen de la comunidad europea.
Konrad Adenauer se convirtió en uno de los arquitectos de la construcción europea. Su doctrina sobre la unión política europea, la había planteado desde 1946 en un discurso en Colonia, en el que señaló la necesidad de crear los Estados Unidos de Europa como la mejor garantía para la estabilidad y la seguridad de los pueblos del continente. Adenauer apeló a la reconciliació n de Francia y Alemania como eje de la unidad europea, concibiendo que sólo de este modo "el Occidente cristiano podría salvarse".
Adenauer proponía una nueva concepción política e institucional para Alemania y para Europa. Defensor de la pluralidad y la libertad, y con ello de la distribución de competencias mediante la descentralizació n, sugería la aplicación del principio de subsidiariedad y la creación de controles de constitucionalidad que garantizaran los derechos de los ciudadanos y el respetuoso comportamiento de las instituciones. Estos principios fueron recogidos en la Ley Fundamental de Bonn de 1949, y constituyeron la base de la República Federal Alemana contemporánea.
Por último, no podemos dejar de mencionar el papel de Alcide de Gasperi en los orígenes de la Unión Europea, quien fungió como Presidente del Gobierno de Italia entre 1945 y 1953. El acercamiento entre Francia e Italia constituyó el sentido y el contenido del proceso de integración nacional de los Estados europeos. Francia e Italia eran dos Estados profundamente disímiles entre sí; por lo tanto, su integración constituyó un avance cuantitativo y cualitativo sin precedentes.
De Gasperi concebía la integración europea más allá de la idea original de la comunitarizació n del carbón y del acero. De acuerdo con su concepción federalista debía haber una unión en los ámbitos político y militar, si realmente se quería avanzar en al construcción de una Europa unificada.
Su proyecto se vio materializado varios años después, pero no puede concebirse el origen de las primeras comunidades europeas sin la aprobación por parte de Italia de los tratados de la CENCA, gracias al apoyo de Gasperi.
La Unión Europea ha sufrido numerosas transformaciones desde sus orígenes. Se aprobaron nuevos tratados y se consolidaron distintas ampliaciones y adhesiones de países, que la convirtieron en un nuevo orden mundial. Sin sustituir a los 27 países que actualmente la conforman, la Unión Europea cuenta con instituciones propias “supranacionales” que toman decisiones sobre asuntos de interés común para los europeos. La Unión Europea se pronuncia oficialmente como defensora de valores como la democracia, la libertad y la justicia social; fomenta la cooperación entre los pueblos y promueve la unidad dentro del respeto a su diversidad. Sin duda esta visión de una Europa sustentada en valores comunes no sería posible, sin las aportaciones del pensamiento humanista de grandes hombres como los que hemos señalado, y muchos otros comprometidos con sus convicciones y sus ideales.
La Unión Europea constituye el proceso de integración regional más importante y complejo de nuestro tiempo, que ha dado origen a la conformación de un nuevo orden “supra nacional” sin precedentes.
La Europa comunitaria no solamente es un espacio geográfico y económico, sino una comunidad de culturas y de valores que se planteo la idea de unificación desde la Edad Media y que se convirtió en una realidad irreversible a partir del siglo XX.
La mayoría de los autores coinciden al señalar que la explicación a esta idea constante de unificación europea, se debe a la existencia de elementos comunes en su pasado histórico y cultural.
Entre otros se encuentran, el contar con creencias religiosas comunes sustentadas en el cristianismo, el mantener un pensamiento político homogéneo, raíces jurídicas comunes, una tradición humanista; y el haber pasado por guerras fraticidas que culminaron con los dos conflictos mundiales más relevantes de la historia moderna.
De ahí que el nacimiento de la Unión Europea se identifique históricamente con el desenlace de las dos guerras mundiales en Europa y con la necesidad de garantizar una paz duradera en el continente.
La crisis económica que atravesaron los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, dio fin a la hegemonía política, económica y militar que Europa mantuvo durante muchos años. La necesidad de la reconstrucció n europea, la contención del expansionismo soviético y el interés por fortalecer a Europa frente al mundo, dieron inicio al proceso de integración y unificación más importante de la historia.
Si bien es cierto que las primeras comunidades europeas (la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA); la Comunidad Económica Europea (CEE), y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM)) se constituyeron con fines primordialmente económicos, los Tratados que les dieron origen (de Paris de 1951 y de Roma de 1957) son el reflejo de que los esfuerzos de unificación no sólo encontraron fundamento en razones económicas, sino que fueron producto de la visión de varios de sus fundadores, que supieron encontrar en Europa los elementos comunes para una integración mucho más amplia.
La historia de la Unión Europea se inicia oficialmente el 9 de mayo de 1950, con la denominada “Declaración Schuman” que hace referencia al discurso pronunciado por el entonces Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, a quien se le ha considerado como el padre de Europa.
El histórico discurso fue elaborado también por Jean Monnet, entonces Comisionado General para la Modernización de Francia. Ambos abogaron por el denominado “método comunitarios” es decir, por una visión integracionista que trascendiera los términos mercantilistas, para plantear una Europa vertebrada por la armonización de las políticas económicas, la constitución de un Estado social y la asunción común de retos políticos que respetaran las diversidades nacionales.
Schuman y Monnet, junto con otros políticos humanistas como Konrad Adenauer, Alcide de Gasperi, o Georges Bidault, compartieron una visión de Europa como una comunidad de valores que reconoce como principios fundamentales el respeto a la libertad, la paz, la dignidad humana, la igualdad y la justicia social. Para asegurar estos valores, vieron la necesidad de una configuración política moralmente convincente y de una política solidaria que fortaleciera el sentimiento común europeo.
Desde su llegada al Quai d’Orsay, en 1950, Robert Schuman se centró en impulsar el proceso de integración del continente europeo. Además, como jurista convencido de la acción civilizadora del derecho, se centró en potenciar las instituciones preexistentes para estrechar los lazos entre los países europeos. Schuman sostuvo siempre que Europa no podía considerase como tal, hasta que se desmoronara el totalitarismo y todos los europeos acertaran a reunirse en el seno de los valores democráticos compartidos.
Mientras tanto, Jean Monnet desarrollaba una propuesta para la creación de una autoridad supranacional responsable de la administració n de la producción del carbón y del acero, cuyas resoluciones adoptarían fuerza ejecutiva en el territorio de los estados en conflicto por la cuenca del Ruhr: Alemania y Francia. También Georges Bidault, uno de los artífices del Plan Marshall y quien precedió a Schuman en el cargo de Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, había desarrollado un proyecto de Unión Aduanera, mucho más considerable que el Benelux, que involucraba por primera vez a Francia y a Alemania en un plan de integración con amplia vertiente institucional. Basado en los mismos principios que sus compatriotas democristianos, Bidault propuso la creación de un Alto Consejo Atlántico para la paz, unos días antes de que Schuman pronunciara su histórico discurso.
La integración del organismo que dio origen a la Unión Europea conocido como la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la CECA fue suscrita por los seis miembros fundadores de la Unión: Alemania, Francia, Italia y el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). La adhesión de Alemania, que apenas en noviembre de 1948, se había convertido en un Estado soberano, no hubiera sido posible de no ser por el entonces canciller de la República Alemana Occidental Konrad Adenauer.
La figura de éste célebre humanista, que encontró una Alemania devastada por la guerra y que, en menos de dos decenios, la devolvió a su histórica posición de preeminencia continental e internacional, fue fundamental en el origen de la comunidad europea.
Konrad Adenauer se convirtió en uno de los arquitectos de la construcción europea. Su doctrina sobre la unión política europea, la había planteado desde 1946 en un discurso en Colonia, en el que señaló la necesidad de crear los Estados Unidos de Europa como la mejor garantía para la estabilidad y la seguridad de los pueblos del continente. Adenauer apeló a la reconciliació n de Francia y Alemania como eje de la unidad europea, concibiendo que sólo de este modo "el Occidente cristiano podría salvarse".
Adenauer proponía una nueva concepción política e institucional para Alemania y para Europa. Defensor de la pluralidad y la libertad, y con ello de la distribución de competencias mediante la descentralizació n, sugería la aplicación del principio de subsidiariedad y la creación de controles de constitucionalidad que garantizaran los derechos de los ciudadanos y el respetuoso comportamiento de las instituciones. Estos principios fueron recogidos en la Ley Fundamental de Bonn de 1949, y constituyeron la base de la República Federal Alemana contemporánea.
Por último, no podemos dejar de mencionar el papel de Alcide de Gasperi en los orígenes de la Unión Europea, quien fungió como Presidente del Gobierno de Italia entre 1945 y 1953. El acercamiento entre Francia e Italia constituyó el sentido y el contenido del proceso de integración nacional de los Estados europeos. Francia e Italia eran dos Estados profundamente disímiles entre sí; por lo tanto, su integración constituyó un avance cuantitativo y cualitativo sin precedentes.
De Gasperi concebía la integración europea más allá de la idea original de la comunitarizació n del carbón y del acero. De acuerdo con su concepción federalista debía haber una unión en los ámbitos político y militar, si realmente se quería avanzar en al construcción de una Europa unificada.
Su proyecto se vio materializado varios años después, pero no puede concebirse el origen de las primeras comunidades europeas sin la aprobación por parte de Italia de los tratados de la CENCA, gracias al apoyo de Gasperi.
La Unión Europea ha sufrido numerosas transformaciones desde sus orígenes. Se aprobaron nuevos tratados y se consolidaron distintas ampliaciones y adhesiones de países, que la convirtieron en un nuevo orden mundial. Sin sustituir a los 27 países que actualmente la conforman, la Unión Europea cuenta con instituciones propias “supranacionales” que toman decisiones sobre asuntos de interés común para los europeos. La Unión Europea se pronuncia oficialmente como defensora de valores como la democracia, la libertad y la justicia social; fomenta la cooperación entre los pueblos y promueve la unidad dentro del respeto a su diversidad. Sin duda esta visión de una Europa sustentada en valores comunes no sería posible, sin las aportaciones del pensamiento humanista de grandes hombres como los que hemos señalado, y muchos otros comprometidos con sus convicciones y sus ideales.
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